El Shabat Hagadol
El sábado anterior a Pésaj se llama Shabat Hagadol, “El Gran Shabat”, por la magnitud del milagro que ocurrió en aquel día, antes de salir de Egipto.
En el mes de Nisán, Dios les había ordenado a los judíos tomar una cría de oveja o de cabra para realizar un sacrificio en el día de su liberación. ¡Esto implicaba un gran peligro para el pueblo judío, pues los egipcios adoraban a estos animales!
Así también vimos en otra oportunidad: Cuando el Faraón aceptó que los israelitas ofrecieran sacrificios a HaShem, pero sólo en la tierra de Egipto, Moshé le respondió al Faraón: “No podemos hacer eso, pues sacrificaremos para HaShem, nuestro Dios, el animal que los egipcios adoran. ¡¿Acaso ofreceremos ante los ojos de los egipcios el animal que ellos adoran y no nos apedrearán?!” (Shemot 8:22).
Pero antes de la salida Dios les dijo a los israelitas: “¡Ya verán las maravillas que haré para ustedes!”
El 10 de Nisán cada uno tomó un animal para el sacrificio de Pésaj, y lo cuidó hasta el 14 de Nisán para degollarlo entonces. Cuando los egipcios vieron lo que los israelitas estaban haciendo, quisieron vengarse. Pero Dios protegió a los judíos, y los egipcios no les pudieron hacer ningún mal. Ese milagro ocurrió en el Shabat anterior a la fiesta de Pésaj, y por eso este sábado se denomina el Shabat Hagadol, “El Gran Shabat”.
Otra explicación agrega que Shabat Hagadol significa “el Shabat del Gadol”, es decir, el Shabat de la persona más importante de la Kehilá, el Rabino. ¿Por qué? Porque en este Shabat los Rabinos dan una alocución especial donde enseñan y repasan las leyes de Pésaj, del jametz y la matzá, y también relatan detalles sobre la salida de Egipto y el cruce del Yam Suf, el Mar Rojo.
(Cabe mencionar, además, que en muchas comunidades ashkenazitas se acostumbra leer en la tarde del Shabat Hagadol una parte de la Hagadá: la primera parte de la sección llamada Maguid).
Una tercera explicación dice que el Shabat anterior a Pésaj se denomina Shabat Hagadol, porque para la lectura de la Haftará de este Shabat fue seleccionada una sección del libro del Profeta Malají donde se resume, a modo de regla general, todo el pensamiento judío.
Así dice el profeta en nombre de Dios, hacia el final de sus palabras: “Recuerden la Torá de Moshé, Mi siervo, la cual Yo ordené en Joreb (el monte Sinai) a todo Israel, con sus leyes y estatutos” (Malají 3:22).
Por último, hay quienes agregan que el sábado anterior a Pésaj se denomina Shabat Hagadol porque el profeta Malají termina su libro (y así también termina nuestra Haftará) con las palabras: “He aquí, Yo voy a enviarles al profeta Eliahu antes de que venga el Día de HaShem, gadol venorá (grande e imponente)” (Malají 3:23).
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Casi mil años separan entre la profecía de nuestro Maestro Moshé y la profecía de Malají, pero la continuidad de las generaciones está detalladamente documentada. Sólo respecto de nuestro pueblo se puede señalar, con propiedad y claridad, su presencia a través de la historia.
Los eventos importantes que vivieron los israelitas son bien sabidos. Los hombres que sirvieron como sus líderes son bien conocidos. Sus ideas, pensamientos y enseñanzas se hicieron famosas. No hay otro pueblo o lengua cuya historia fue documentada fielmente por miles de años. Esto ocurre sólo en el pueblo judío, que no tiene espacios vacíos en su línea de tiempo.
En las laderas del monte Sinai, la gran familia de Yaacov se convirtió en “un pueblo”, con todo el sentido de la palabra. Se convirtieron en una unidad. Todos se conectaron entre sí en forma responsable, garantizando cada uno el buen comportamiento de su prójimo. Lo que los unió fue la Torá de Moshé, ordenada por Dios en aquella montaña, con sus leyes y estatutos. Nosotros, el pueblo de Dios, vivimos según Su consejo e indicaciones.
Todo esto reafirma la grandeza del pueblo judío, que durante miles de años fue leal a los preceptos de Dios y a la tradición de Moshé, a pesar del entorno hostil que siempre trató de hacernos desaparecer.
En la actualidad también vivimos momentos difíciles. Pero debemos saber que nuestro pacto con Dios es eterno, y que los días de la Redención están cerca. Entonces el mundo entero reconocerá a Dios y comprenderá la misión de Su pueblo en el mundo.
El discurso del Rabino
Es una antigua costumbre que el Rabino de la comunidad pronuncia un discurso especial en el Shabat Hagadol, el Shabat anterior a la fiesta de Pésaj.
Se cuenta que Rabí Aizik Jarif z”l estaba pronunciando su discurso de Shabat Hagadol, cuando de repente notó que el público se aburría y comenzaba a dormitar…
Entonces dijo: “El Midrash nos enseña que cuando el Rabino pronuncia un discurso ante la comunidad, si ésta le presta atención, el Santo, bendito sea, perdona sus pecados (Kohélet Rabá 9:15).
“De todas maneras…”, prosiguió el Rabí, “…si las personas escuchan las palabras del Rabino y hacen teshuvá (se arrepienten), ¡seguro que sus pecados serán perdonados! Y si no lo hacen, y se apenan por la exposición aburrida y nada interesante, ¡también esto expiará sus pecados!”
Preguntas y respuestas
Rabí Tzví Halbershtam z”l, el Gran Rabino de Berlín, en una oportunidad se negó a pronunciar el discurso de Shabat Hagadol.
Cuando preguntaron la razón, dijo:
“La Guemará se refiere al estudio anterior a Pésaj mediante la expresión: Shoalín vedorshín, ‘Se pregunta y se inquiere sobre la fiesta de Pésaj…’
“¡Si hay preguntas, hay que contestarlas! Pero hasta el día de hoy nadie me ha formulado pregunta alguna sobre Pésaj”, agregó el Rabino.