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6. Tishrei 5786

בס”ד

Parashat Vaikrá

Las ofrendas según el judaísmo

“Cuando una persona trajere una ofrenda a HaShem, de las reses del ganado vacuno o del ganado menor traerá su ofrenda” (Vaikrá 1:2).

La palabra hebrea Korbán, que suele traducirse como “ofrenda” o “sacrificio”, tiene la connotación de acercamiento. Por medio de las ofrendas nos acercamos a HaShem.

Revisa y verás que no hay ofrendas de “fieras”, de animales salvajes del campo, sino sólo de animales domésticos.

Las fieras y las aves de rapiña devoran y destrozan. Sólo los animales domésticos pueden ser ofrendados.

Las fieras no tienen freno alguno; en ellas sólo existe el “yo”, el “ego”. En cambio, los animales domésticos viven más en grupo.

Sin embargo, los animales domésticos están alejados de la Divinidad; su cabeza está siempre gacha y encorvada. Tienen vida, pero no espiritualidad.

El hombre tiene un elemento en particular que lo diferencia del animal: la neshamá, el alma que HaShem le insufló.

El hombre, en su cuerpo es como un animal, pero en su mente es como un ángel de HaShem.

Su cuerpo es el deseo perecedero; su alma es eterna, inmortal.

La misión del hombre es vivir “a la imagen de HaShem”, elevarse de lo terrenal, del animal que hay dentro de él.

Las “ofrendas” (korbanot) lo ayudan a lograrlo. El oferente debe colocar su mano (con fuerza) sobre la cabeza de animal antes de su degüello (Vaikrá 1:4). Esto es muy simbólico: la persona debe rebajar hasta la tierra su aspecto terrenal animal. Y luego debe confesarse… porque el origen de los pecados es la fuerza terrenal que nos invade y controla. Sólo así el korbán será aceptado con beneplácito delante de HaShem para el bien del hombre (ídem).

¡De esta manera el hombre se acerca a su Señor!

¡Aquellos que se envuelven en lo “terrenal” no terminan allí, sino que se encierran en un mundo idolatra y politeísta, sin fronteras!

Sirven al materialismo en todas sus formas. ¡Sirven al deseo y a las pasiones prohibidas!

¡Pero los Korbanot, según la concepción de la Torá, son tomados de los animales puros, y se ofrecen solamente en el Sagrado Templo de Yerushalaim; y únicamente, en los tiempos que Dios lo requirió o lo permitió!

¡Oremos, pues, para que HaShem nos dé una señal de que nuestros korbanot nuevamente serán aceptados!

¡En nuestros días! ¡Amén!