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5. Tishrei 5786

בס”ד

Parashat Emor

¡Adultos y jóvenes deben ir juntos!

La primera parte de nuestra parashá semanal, Emor, menciona varias leyes referentes a los Cohanim (sacerdotes).

Al comienzo, dice la Torá: Vayómer HaShem el Moshé: Emor el hacohanim bené Aharón veamartá alehem… – “Habló HaShem a Moshé: Habla a los sacerdotes, los hijos de Aharón, y háblales a ellos…” (Vaikrá 21:1).

El comentarista Rashí se refiere al extraño y repetitivo lenguaje de la escritura aquí. ¿Por qué el versículo escribe primero “Habla a los sacerdotes”, y luego “y háblales a ellos”?

Rashí responde: “Esto es para prevenir a los grandes respecto de los pequeños”. Es decir: Para que los grandes les transmitan a los pequeños las leyes que la Torá menciona a continuación, y los prevengan para que no las transgredan.

Aunque esta parte de la parashá trata sobre los preceptos referentes a los Cohanim, los Rabinos de todas las generaciones vieron en esta enseñanza un pilar muy importante no sólo para los sacerdotes, sino para el pueblo entero. “Para prevenir a los grandes respecto de los pequeños”.

¿Quiénes son “los grandes”?

Son todos aquellos que deben educar y guiar a otros: padres, líderes comunitarios, educadores, etc., que deben prevenir y advertirles a sus hijos, alumnos, discípulos, seguidores, etc., con respecto a la conducta correcta.

Todo depende de los mayores. Pues si los grandes no son nada, no se puede exigir nada de los jóvenes.

Para influir sobre los niños, los padres deben servir de ejemplo.

Esto se aplica tanto a nivel de relaciones sociales, como de conducta judía, en todo el sentido de la palabra.

La Torá nos enseña cómo comenzar “un proyecto educativo”, nuestro trabajo como educadores. El primer paso es “abandonar el mal”, porque sin esto no podremos “hacer bien” (véase Tehilim 34:15 y 37:27). Como dice nuestra parashá, unos versículos más adelante: “Santos serán para su Dios, y no profanarán el Nombre de su Dios” (Vaikrá 21:6).

El Talmud cuenta que un hombre quiso convertirse, y le pidió a Hilel que le enseñara toda la Torá “mientras estaba parado en un solo pie”. Él le respondió: “Lo que no quieras que te hagan a ti, no le hagas a tu prójimo” (Tratado de Shabat 31a). El sabio Hilel no le citó el precepto activo de “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Vaikrá 19:18), que aparentemente dice lo mismo. ¿Por qué?

Porque quiso enseñarle que para hacer el bien, en primer lugar debemos alejarnos y apartarnos del mal.

La juventud busca la verdad y odia la mentira, la falsedad, el doble comportamiento, el cinismo. Busca el mensaje, el compromiso.

¡La juventud busca el ejemplo!

Si no lo encuentra, padres e hijos se distancian cada vez más…

Pero si lo encuentra, el diálogo generacional es fructífero, ¡y habrá continuidad!