Haftará de Janucá
Roní vesimjí
Zejariá capítulos 2-3-4
El profeta Zejariá vivió en la época del retorno de los judíos a la Tierra prometida, al final del exilio en Babilonia y Persia. Ese era el período de la reconstrucción del Templo Sagrado de Jerusalem. Sin embargo, Zejariá profetiza también sobre el Futuro Venidero y la Redención Final, y proclama:
“¡Canta y regocíjate, oh hija de Tzión (Jerusalem), pues HaShem a dicho: He aquí, Yo vendré y residiré en medio de ti! Y muchas naciones acompañarán a HaShem en aquel día, y serán para Mí como un pueblo, más Yo residiré en medio de ti…” (Zejariá 2:14-15).
Más adelante el profeta Zejariá continúa refiriéndose a la construcción del Segundo Templo Sagrado y dice:
“Y volvió el Ángel que había hablado conmigo, y me despertó, como a alguien que despiertan de su sueño. Me dijo: ¿Qué es lo que ves? Yo dije: Veo y he aquí, un candelabro todo de oro, y tiene un manantial de aceite por encima de él; sobre él están sus siete lámparas, y hay siete tubitos conectados a las lámparas que están sobre él…” (Zejariá 4:1-2).
El profeta trata de entender lo que esa visión profética significaba, pero no logra comprenderla, y le pregunta al Ángel que hablaba con él.
Éste le responde: “¿No consigues entender lo que esto significa?”, y entonces le dice: “Esta es la Palabra de HaShem a Zerubabel (el líder judío encargado de construir el Templo): ¡No lo lograrán por su poder ni por su fuerza, sino por Mi Espíritu!, dijo HaShem de los ejércitos” (vers. 4-6).
Todos nuestros logros en la vida dependen únicamente de HaShem.