Contó el Rabino Shlomo Wolve z”l, Director espiritual de la Yeshivá de Beer Yaacov:

Hace muchos años tuve un problema con uno de los alumnos de la Yeshivá. Al no encontrar la forma adecuada de tratar el tema, fui a aconsejarme con el Mashguíaj (director espiritual) de la Yeshivá de Poneveth, Rabí Yejezkel Levishtein. Él me recibió y escuchó pacientemente mi pregunta, me contestó y me aconsejó. Yo le agradecí y comencé a retirarme.

Cuando llegué a la puerta, el Rab Levishtein me llamó nuevamente. Volví, y entonces me preguntó: “Dime, ¿tú sabes que hay un Creador que dirige el mundo?”

No entendí la pregunta del Rabino, pero le contesté afirmativamente: “Yo sé que el Creador del mundo existe”.

Sin embargo, el Rabino repitió la pregunta: “¿Seguro que sabes que el Creador existe?”

Traté de profundizar en la pregunta, pero no alcancé a comprender su finalidad. Nuevamente le dije: “Sí, sé que el Creador existe”.

Entonces el Rabino me dijo: “Si estás seguro, ve y diles esto a tus alumnos en la Yeshivá de Beer Yaacov”.

El Rab Shlomo Wolve contó que durante dos semanas intentó analizar lo que le dijo el anciano Mashguíaj de Poneveth, hasta que comprendió finalmente el sentido de sus palabras:

¡Puede suceder que alguien cumpla todos los preceptos, y no sepa que existe el Creador del mundo! ¡Es decir, que no sea consciente de ello en todo momento! ¡Es observante, pero no está conectado con Aquel que le ordenó cumplir los mandamientos!

“¡Eso fue lo que el Rab Levishtein me aconsejó hacer!”, concluyó el Rab Wolve. “¡Volver a la Yeshivá para enseñar en profundidad que hay un Creador del mundo! ¡Para ayudar a los alumnos a desarrollar ese verdadero sentimiento!

“Sólo el que vive con ese sentimiento está conectado al Supremo Hacedor en cada paso que da. Y cada uno de ellos será diferente. Porque ‘aquel que sólo camina en la calle’, no se asemeja en absoluto a ‘aquel que camina en el palacio del Rey’”.