No avergonzar y confundir a nadie
Leemos en la Parashat Tzav: “Habló HaShem a Moshé diciendo… Esta es la ley del sacrificio por el pecado: en el lugar donde es degollado el sacrificio “holocausto” será degollado el sacrificio por el pecado delante de HaShem; será de la mayor santidad” (Vaikrá 6:17-18).
El Talmud Yerushalmi (Tratado de Yevamot 8:3) explica que el sacrificio olá (“holocausto”) y el sacrificio jatat (por el pecado) se degollaban en el mismo lugar en el Templo Sagrado para que los pecadores no se avergonzaran. Si una persona veía que alguien traía un sacrificio que era degollado allí, pensaría que se trata de un korbán olá (holocausto), una ofrenda de donación voluntaria, y no necesariamente de una ofrenda para expiar un pecado.
De este versículo aprendemos a ser muy cuidadosos para no avergonzar a nuestro prójimo.
Ilustraremos esto con la siguiente anécdota:
Rabí Aharón Baksht z”l (f. 1941) fue un distinguido Rabino, perteneciente al “Movimiento del Musar”; discípulo de Rabí Itzjak Blazer z”l, entre otros.
Él relato que una vez su Rabino lo invitó a almorzar a su casa. Como la esposa del Rabino estaba enferma y postrada en la cama, una pobre empleada sirvió la comida.
De repente, ellos escucharon que la esposa preguntó a la empleada: “¿Has servido el pescado y la carne?”
La empleada contestó afirmativamente, aunque en verdad ella sólo había alcanzado a servir el pan y la sopa hasta ese momento.
Rabí Itzjak Blazer era discípulo del Rab Israel de Salant z”l, y era bien conocido por su gran temor al Cielo. Pero a pesar de que el Rabino escuchó esa mentira, no dijo nada, para no poner a la pobre empleada en una situación embarazosa.
(Tal vez la pobre empleada merecía unas palabras de aleccionamiento, para enseñarle que la próxima vez podría decir: “Lo haré de inmediato” o algo similar, en lugar de mentir. Pero no merecía ser contradicha y avergonzada abiertamente.)