“¡¿Dónde está ese hijo?! ¡Está volviendo loco a todo el mundo!”, exclamó de repente el Rebe Simja Bunim de Peshisja zt”l.

Ante la sorpresa de todos, el Rebe explicó:

En mi juventud, una vez encontré a un hombre que estaba consagrado totalmente a sus actividades comerciales.

“¿Por qué estás tan dedicado a hacer dinero? ¿Por qué no dedicas más tiempo a la plegaria y al estudio de la Torá?”, le pregunté.

El hombre me respondió: “¿Sabe, Rabino? En realidad, no necesito tanto para vivir. Pero debo trabajar para proveerle a mi hijo lo necesario para su futuro”.

Pasaron los años, y ese hijo creció y se convirtió en un hombre adulto. Pero él también se consagró a la búsqueda de bienes materiales…

Entonces me acerqué y le hice la misma pregunta que a su padre. Él me contestó: “Realmente no necesito mucho para mí, pero debo juntar suficiente para mi hijo, para su futuro…”

¡Y la historia se repite generación tras generación!

¡Nadie tiene tiempo para su propio desarrollo espiritual, porque todos “necesitan juntar para las necesidades sus hijos”!

Entonces concluyó el santo Rebe zt”l:

“¿Acaso no será esto una ficción, el producto de la imaginación, un objetivo inexistente? ¿No será acaso una ilusión que ha hecho que todo el mundo se enfrasque en una loca carrera hacia lo inútil?”