El amor y la devoción a todo judío
El Rabí Moshe Leib de Sasov zt”l decía que no comprendió realmente lo que es el concepto de Ahavat Israel, el amor a cada judío, hasta que lo aprendió de un borracho…
Cierta vez, al pasar frente a una taberna, él vio dos gentiles ebrios que se abrazaban y se besaban, y escuchó un diálogo entre ellos… Iván le decía a e Ígor cuánto lo quería, pero Ígor se negaba a creerlo…
Iván exclamó: “¡Créeme cuando te digo que te amo más que a cualquier cosa en el mundo!”
Ígor le replicó: “¡No digas eso, Ívan, en realidad no me amas!”, y bebió de un sólo trago un vaso entero de vodka…
Unos segundos después, mientras las lágrimas le corrían por el rostro, Ígor exclamó, en medio de sollozos: “¡Iván, te juro que te amo de todo corazón”.
Iván meneó su cabeza, como mostrando duda, y luego exclamó: “¡No, Ígor, no creo que me ames! ¡Si realmente me amas, sabrías cuánto estoy sufriendo y qué es lo que me falta…!”
El Rebe de Sasov se alejó de aquel lugar pensando que había aprendido cómo se debe amar a cada judío:
“Hasta que uno no sienta en carne propia el dolor del prójimo, hasta que uno no sepa realmente cuáles son las necesidades insatisfechas del prójimo, todavía no ha desarrollado un sentimiento de amor verdadero por él. ¡La mitzvá de Ahavat Israel, amar a cada judío, requiere una profunda comprensión para sentir que le falta al otro”.