¡Cada vez que pasó por aquí, siempre me sucede esto!
En los días en que los taxis eran tirados por caballos, un viajero llegó a la estación del ferrocarril y tomó un taxi.
Tras informarle al cochero la dirección, le pidió que por favor evitara tomar un camino en particular, pues allí había una zanja muy profunda.
“Quédese tranquilo, amigo”, le respondió el cochero, y luego le comentó: “No se preocupe, he estado conduciendo por estos caminos durante treinta y cinco años…”
Más adelante en el viaje, el pasajero dijo: “Veo hacia donde nos encaminamos; por favor, no siga por ahí, hay un pozo más profundo en esa dirección…”
El cochero nuevamente sonrió en forma tranquilizadora, y le dijo: “No hay razón para temer, he estado conduciendo por estos caminos durante treinta y cinco años…”
De pronto, el cochero abandonó el camino principal y se desvió para tomar una senda estrecha… El pasajero gritó: “¡Hey! ¡Esta es la senda que le dije que evitara!”
Pero, una vez más, el cochero le respondió: “¡Deje de preocuparse!”
Al poco tiempo, llegaron a la zanja… y el caballo, la carreta y el cochero cayeron dentro… junto con el pasajero…
El cochero salió del carro destrozado y exclamó: “¡Qué curioso! ¡He estado conduciendo por este camino durante treinta y cinco años, y cada vez que paso por aquí siempre me sucede esto…!”
Ahora pensemos:
¿Y a nosotros, no nos pasa lo mismo?