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5. Tishrei 5786

בס”ד

Guía práctica de Pésaj - Primera parte

Hay muchas cosas para estudiar antes de Pésaj. Esta pequeña guía práctica viene a refrescar los conceptos.

En la Hagadá de Pésaj para toda la familia del Rabino Iona Blickstein z”l, el lector podrá encontrar más explicaciones e información, así como artículos adicionales.

La fiesta de “Pésaj” y la fiesta de las “Matzot

¿Por qué la fiesta de nuestra libertad es llamada en la Torá Jag HaPésaj y también Jag HaMatzot?

Se llama “Pésaj”, porque en la plaga de los primogénitos HaShem “salteó” las casas de los judíos y no las dañó. Pero para que no nos envanezcamos, se llama también “la fiesta de las matzot”, porque el pan ácimo simboliza la pobreza y la sumisión.

Para entender esto se puede relatar la historia de un Rey que paseaba por el bosque, y de repente encuentra a un joven pastor. Al hablar con él, se llevó una buena impresión de su inteligencia, entonces lo invitó a ser ministro en su palacio.

Con el tiempo, aquel joven ministro se destacó entre los demás consejeros y asistentes del palacio, y éstos empezaron a acusarlo ante el Rey de que era un ladrón. Al escuchar sus palabras, él invitó al Rey y a los demás ministros a inspeccionar su casa.

Ellos fueron y recorrieron la casa, pero no vieron nada especial que llamara la atención… hasta que llegaron a una habitación cerrada con llave. “¿Qué hay allí adentro?”, preguntó el Rey. “Nada especial…”, respondió el joven ministro. Pero después de varias veces que le exigieron que abriera la puerta de ese cuarto, el joven ministro finalmente aceptó abrir la puerta. ¿Y qué encontraron allí? Una mochila, una vara y una flauta. El Rey y los ministros se sorprendieron mucho. “¿Qué es esto?”, preguntaron.

El joven ministro le respondió directamente al Rey: “Cuando usted me ofreció ser su consejero, fácilmente podría haber llegado al engreimiento, pero mi corazón no se llenó de vanidad. Cada día, al regresar del palacio, yo entro a esta habitación, tomo mi morral, mi vara y mi flauta, y me digo: “No puedo olvidar mi pasado. Debo recordar que fui un simple pastor, y puedo llegar a ser eso nuevamente”.

Emocionado, el Rey besó y abrazó a su joven ministro, y los ministros se disculparon ante él.

Recordemos: Las monedas que el Rey David acuñaba, de un lado tenían la imagen de una vara y un bolso, como los que usan los pastores, y del otro lado tenían la figura de la torre, en alusión a “la Torre de David” mencionada en el versículo de Shir Hashirim 4:4 (Bereshit Rabá 39:11). También Mordejai Hayehudí hizo lo mismo. Sus monedas tenían de un lado la figura de una corona, y del otro, ¿qué imagen tenían? ¡Un saco y cenizas!

Aun en la grandeza, ellos no olvidaron su antigua situación.

Breve glosario de Pésaj

Las leyes de la fiesta de Pésaj son numerosas. Por eso, inmediatamente después de Purim debemos comenzar a repasar los conceptos relacionados con Pésaj, y así podremos prepararnos correctamente para la festividad.

En este “Breve glosario de Pésaj” explicaremos rápidamente algunos temas. Y muchos de ellos serán desarrollados luego en detalle.

Pésaj

La fiesta de Pésaj comienza el 15 de Nisán, y en ella celebramos la liberación del pueblo judío de la esclavitud de Egipto. En Israel la festividad dura siete días, y fuera de Israel, ocho días.

En la diáspora, los primeros y los últimos dos días son de Yom Tov y tienen más santidad, por lo que muchas labores están prohibidas. En Israel, el primero y el último día son de Yom Tov.

Los días intermedios son denominados Jol Hamoed. En ellos está permitido realizar muchas más labores (aunque con ciertas condiciones).

Meot jitín” y “Kimjá dePisjá

Estas frases en idioma arameo significan “Dinero para el trigo” y “Harina para Pésaj” respectivamente. De una u otra manera se denominan las donaciones que se acostumbra juntar en los primeros días del mes de Nisán, para asegurar que los necesitados puedan celebrar la fiesta de Pésaj con abundancia.

Jag Hamatzot

Pésaj recibe el nombre de Jag Hamatzot, “la fiesta de los panes ácimos”, porque la ingestión de la matzá es uno de los preceptos más distintivos de la festividad.

De hecho, el único producto elaborado con harina que consumimos en Pésaj es la matzá, el pan ácimo que fue elaborado bajo una supervisión Rabínica competente y estricta, que asegure no se convirtió en jametz.

Jametz

En Pésaj está prohibido comer jametz, e incluso poseerlo.

¿Qué es jametz? Granos o harinas de trigo, cebada, centeno, espelta o avena que fermentaron o leudaron. Incluso si entraron en contacto con agua y pasaron dieciocho minutos sin ser horneados, ya se consideran jametz.

Las leyes de los alimentos de Pésaj merecen un estudio por separado. Pero en general podemos decir que, además del pan, los productos y derivados más conocidos que se elaboran con estos granos o harinas son: las galletas dulces o saladas; los fideos y las pastas; los bollos, tortas, tartas, pizzas, etc.; las masas; los licores, la cerveza, el whisky, la malta, etc.

Incluso los perfumes y los cosméticos pueden contener alguna clase de jametz, o estar hechos con alcohol de jametz.

La regla general es que en Pésaj está prohibido comer o comprar cualquier producto elaborado industrialmente que no tenga una supervisión Rabínica especial para Pésaj.

No sólo está prohibido comer jametz en Pésaj, sino también usar los utensilios de cocina y la vajilla que todo el año usamos con jametz. Véase a continuación.

La limpieza para Pésaj

La limpieza de la casa en los días anteriores a la fiesta de Pésaj representa un serio desafío para cualquier familia.

Y ya escribió el Rab Eliézer Papo z”l, en su obra Pele Yoetz (capítulo El jametz), que la mitzvá de limpiar bien la casa recae principalmente sobre las mujeres. Ellas son quienes normalmente se ocupan del hogar, y antes de Pésaj deben barrer y limpiar bien toda la casa para que no quede nada de jametz.

Asimismo, las mujeres son quienes de hecho kasherizan todos los elementos y utensilios de cocina; por eso, deben ser cuidadosas al realizar la agalá (y si no pueden solas, deben pedir ayuda).

Además, aquel autor recalca que no hay que descuidar todas las buenas costumbres que el pueblo de Israel cuidó de generación en generación en la fiesta de Pésaj, pues todas son muy preciadas y tienen una Raíz Celestial.

Los alumnos del Arí z”l escribieron que “quien se cuide mucho de no transgredir la prohibición del jametz, tiene asegurado que no pecará durante todo el año”. Esto se debe a que, al seguir todas las opiniones halájicas estrictas en la fiesta de Pésaj, sin duda la persona eliminó por completo en su interior el espíritu de impureza, y no dejó lugar para que el instinto del mal la aseche. Entonces, ¿cómo llegaría a pecar?

*

La preparación anterior al cumplimiento de un precepto es una parte integral del precepto. Debemos reconocer el valor y la grandeza de la mitzvá de prepararnos para Pésaj, y hacer todo con alegría y disfrute.

Escribió el Rab Yerujam Leibovitch z”l (Daat jojmá umusar, pág. 41a):

“Quien reflexione sobre las mitzvot que cumplimos antes de Pésaj, sin duda comprenderá que la mente humana no tiene idea cuán grande es la purificación y la limpieza espiritual que los preceptos de érev Pésaj influyen. El ‘judío de érev Pésaj’ llega a un nivel tan alto que simplemente no tiene quién lo alcance. ¡Y si vinimos a este mundo sólo para eso, nos bastaría!”

*

Al limpiar la casa para Pésaj nuestro propósito debe ser procurar satisfacción y beneplácito ante HaShem bendito, al cumplir la mitzvá de limpiar el jametz, y también, hacer benevolencia con los miembros de la familia.

El autor del libro Bilbaví Mishkán evné (Moadim, Pésaj) escribió que no debemos limpiar para Pésaj únicamente “porque todos están limpiando” o “porque el año pasado y el anterior también lo hicimos…” En cambio, deberíamos pensar: “¡Estoy limpiando pues el Señor del Universo me ha ordenado que no haya jametz en mi casa!”

Y quien también aprovecha para limpiar y remover otras suciedades fuera del jametz, debería pensar: “¡Ahora deseo limpiar la casa para hacer el bien con mi familia!”

Algunas reglas de los preparativos

  1. Los días anteriores a Pésaj hay que prestar especial atención a la limpieza de la cocina y el comedor, pues en ambos lugares se utiliza jametz en gran cantidad.
  2. Hay que tener cuidado de no introducir jametz a los lugares que ya fueron limpiados. Por eso se aconseja hacer la limpieza gradualmente, dejando la cocina para el final.
  3. Todos los utensilios utilizados con jametz no deber ser usados para Pésaj. Durante el año éstos absorben el jametz que los alimentos contienen, y luego vuelven a transferir el gusto del jametz a los nuevos alimentos que entran en contacto con ellos. Esto incluye ollas, soperas, cubiertos, asadoras, moldes para tortas, amasadoras, etc. Y en general podemos decir que se aplica a utensilios de cualquier material (metal, loza, porcelana, madera, plástico, vidrio, pyrex, etc.).
  4. Antes de Pésaj todos los utensilios deben ser lavados a fondo, y guardados en un lugar cerrado durante toda la festividad.
  5. Quienes realizan la “venta del jametz” –y es muy aconsejable que todos la realicen– pueden guardar los utensilios sin lavarlos a fondo.

Alegrar a los pobres en las fiestas

Uno de los preceptos que más destaca el judaísmo, y en particular se enfatiza en las festividades de Israel, es la obligación de preocuparse por el prójimo; por el pobre, el prosélito, el huérfano y la viuda.

Leemos en la Torá: ‘Debes regocijarte en tu fiesta, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, el levita, el prosélito, el huérfano y la viuda que viven en tus ciudades” (Devarim 16:14).

Escribió el Rambam z”l (Maimónides):

“Al comer y beber, también hay que dar de comer al prosélito, al huérfano, a la viuda, junto con todos los pobres y desafortunados. Pues cuando el hombre cierra las puertas de su casa, y come y bebe junto a su familia sin alimentar a los pobres y desconsolados, ésa no es una ‘alegría de mitzvá’ sino una ‘alegría de estómago’. Y sobre las personas que hacen eso fue dicho: ‘Sus ofrendas serán como el pan de los que se enlutan, cuando coman se impurificarán, pues su alimento es sólo para saciar su apetito’ (Hoshéa 9:4). Y esa alegría será de vergüenza para ellos, como está escrito: ‘Esparciré estiércol sobre sus rostros, el estiércol de sus festividades…’ (Malají 2:3)” (Rambam, Leyes de Yom Tov 6:18).

Este el criterio también lo hemos aplicado en los preceptos del día de Purim, como escribió el Rambam: “Hay que repartir obsequios a los pobres en el día de Purim… Y no se debe limitar a quién se le reparte el dinero en Purim, pues a todo aquel que extienda su mano para pedir, se le debe dar… Pero es mejor incrementar los obsequios a los pobres, que los manjares y los regalos que se envían a los amigos. Pues no hay alegría más grande y maravillosa que la de alegrar los corazones de los pobres, los huérfanos, las viudas y los prosélitos. Y quien alegra los corazones de los afligidos se comporta como la Divinidad” (Leyes de la Meguilá 2:16-17).

Y esta gran regla del judaísmo no es exclusiva de las festividades.

Si una persona está por festejar alguna celebración personal en su vida, es adecuado que recuerde al necesitado para extenderle su mano.

Así realmente se acostumbraba en las comunidades de Israel, en momentos de alegría personal. Por ejemplo, al celebrar un Bar Mitzvá o una boda, muchos ofrecían un banquete especial para los pobres. Allí se sentaban juntos pobres, inválidos, enfermos, ancianos, etc., quienes por un momento olvidaban sus penas y su situación para alegrarse junto al anfitrión con una buena comida.

Muchos detalles de los preceptos que se refieren a la relación “entre el hombre y su prójimo” dependen del sentimiento del corazón. Hay un amplio margen para comportarse según el sentimiento humano y ético.

Kimjá DePisjá

Hay una antigua costumbre en el pueblo judío llamada Kimjá DePisjá, en arameo. Se refiere a la tradición de repartir entre los pobres de la ciudad harina para el horneado de las matzot.

A simple vista, esto se hacía a modo de caridad, para que los pobres tuvieran qué comer en Pésaj.

Sin embargo, hay quienes explicaron que la costumbre de Kimjá DePisjá no era por tzedaká, porque la mitzvá de la caridad se cumple todo el año, sino por jerut, para despertar un sentimiento de libertad. ¡Un judío no puede sentir en el alma la libertad, si cerca de él hay necesitados y hambrientos!

Además, damos Kimjá DePisjá para mostrar que cuando en la Hagadá decimos: “¡Que todo hambriento venga y coma!”, nuestras palabras tienen fundamento.

Una pregunta extraña

Un día antes del comienzo de Pésaj, se presentó un judío delante del Rab de la ciudad.

Tenía una pregunta extraña: “¿Se puede cumplir la obligación de las cuatro copas con… leche?”

Aquel judío le explicó al Rab que su pobre salario no le daba la posibilidad de comprar vino… ¡pero tenía una cabrita de la cual podría ordeñar leche para las cuatro copas!

Al escuchar la pregunta, el Rab tomó de inmediato una cantidad de dinero y se la dio al pobre.

“¡Ve y compra vino, carne y pescado, y festeja el jag como corresponde!”, le dijo.

Después, el Rab le explicó a su familia:

“Cuando aquel pobre preguntó si se podía tomar leche en lugar de vino, para cumplir la mitzvá de las cuatro copas, entendí que tampoco tenía carne. ¡Nunca se le hubiera ocurrido beber leche junto con carne en la noche del Séder…! Por eso le di para que compre todo lo que necesitaba para la fiesta”.

La caridad durante todo el año

La jurisprudencia talmúdica fijó leyes claras con respecto a la mitzvá de la tzedaká, la caridad. Por ejemplo: ¿quién es considerado “pobre”?

Con respecto a esto hay diferentes detalles y criterios en la Halajá. Pero la regla general es que “todo depende del momento, el lugar y el asunto de que se trata”.

Esto se encuentra bien aclarado en las palabras de Rabí Yaacov ben Rabenu Asher z”l, en su obra Arbaá Turim (Yoré Deá, capítulo 253):

“…Todas las cantidades mencionadas anteriormente (con respecto a la permisión o prohibición de pedir caridad, como ‘200 zuz’ o ‘50 zuz’), sólo se refieren a la época en que se cumplían todos los preceptos relacionados con la caridad y había instituciones sociales oficiales que repartían tzedaká. Pero ahora, que todo eso no ocurre, el pobre puede tomar del fondo de caridad hasta tener una suma suficiente como para sustentarse de lo que gane al invertirla… Y al parecer, en el tiempo de nuestros sabios, de bendita memoria, los gastos eran menores que hoy en día, y se podía vivir con la ganancia anual que se recibía al tener 50 zuz para comerciar; pero en la actualidad eso es imposible, y todo depende ‘del lugar y el momento’”.

Asimismo, la Torá estableció la obligación de ayudar y sostener a quien ahora no cuenta con la posibilidad de mantenerse, como dice el versículo: “Si tu hermano empobreció y extiende su mano hacia ti, lo sostendrás –aun si es prosélito o residente– para que viva contigo” (Vaikrá 25:35). Comprendemos de este versículo, y de los subsiguientes (véase allí), que la Torá habla de alguien que estaba en una situación económica normal, pero que ahora tiene problemas financieros. Aunque tal vez no se considere formalmente “pobre”, la Torá nos ordena ayudarlo y sostenerlo mediante un préstamo, porque con respecto a su posición anterior es considerado “que empobreció”.

Así escribe el autor del Séfer Hajinuj (mitzvá 449): “Hay que dar caridad a quien la necesita. Y tú, hijo mío, no pienses que el precepto de la tzedaká sólo se cumple con el pobre que no posee pan ni vestimenta; pues también con los ricos se ha de cumplir el precepto de hacer caridad (cuando necesiten)”.

Según lo explicado, la obligación de ayudar al pobre y al venido a menos, dándole lo que ahora necesita para sentirse bien, es parte del precepto de la Torá de la caridad. Y así dice el versículo: “Le abrirás tu mano a él, (dándole o) prestándole todo lo que le falte de sus necesidades” (Devarim 15:8).

El jametz y la matzá

Hay que comenzar a estudiar las leyes de Pésaj un mes antes de la festividad (Shulján Aruj, Óraj Jaím 429:1).

Sin duda, la fiesta de Pésaj tiene dos particularidades que llamativamente la distinguen del resto de las festividades del calendario judío:

(a) Por un lado, tenemos prohibido comer jametz durante todos los días de la fiesta.

(b) Además, en la noche del Séder tenemos el precepto de comer matzá.

Explicaremos.

Por definición, si harina de cualquiera de los “cinco cereales” (el trigo, la cebada, el centeno, la espelta o la avena) se mezcla con agua, comienza un proceso que termina en la fermentación de la harina, la masa leuda. Y si transcurrieron 18 minutos, esa harina o masa pasan a llamarse jametz, y está prohibido su consumo en la fiesta de Pésaj.

(También tenemos prohibido guardar o conservar esos alimentos en nuestra posesión, y por eso se debe realizar “la eliminación del jametz” o “la venta del jametz”.)

En otras palabras: si se mezcló harina con agua, y no hubo un cuidado especial para que la harina o la masa no se convirtieran en jametz, eso se considera jametz y está prohibido comerlo o guardarlo en Pésaj. (Por eso, la harina normal de todo el año se debe considerar jametz, debido a que antes de la molienda, los granos son humedecidos.)

Pero cuando se tuvo el cuidado de que la harina o la masa no se convirtieran en jametz, está permitido comerlas en Pésaj. Por eso, si se hizo pan con harina cuidada, y hubo un cuidado especial durante el amasado y el horneado para que no se convirtiera en jametz, ese pan se llama matzá, es decir, pan ácimo (o ázimo).

Como dijimos, es un precepto de la Torá comer matzá en la noche del Séder. Además, para realizar todas las seudot (comidas especiales) durante la festividad es obligación comer matzá, así como en el resto del año es obligación comer pan en las comidas de Shabat y de las otras festividades.

¿Por qué el jametz está prohibido?

¿Por qué el jametz está prohibido en absoluto durante todos los días de la fiesta de Pésaj?

Porque la fermentación de la harina alude a la arrogancia. Y con respecto a la arrogancia el sabio Rab Najman bar Itzjak dijo en el Talmud (Sotá 5a): Lo minéh veló miktzatéh, “¡No se puede tener ni un poco, ni nada!”

(Shem Mishmuel, Pésaj 5679, página 147)

Los alimentos para Pésaj

Según la ley, en Pésaj no sólo está prohibido comer pan elaborado con harina que leudó o fermentó, sino que también está prohibido consumir cualquier producto que entre sus ingredientes tiene incluso una cantidad mínima de esa harina.

Fuera del pan, los ejemplos más usuales y claros de alimentos jametz son: las galletas dulces o saladas, los fideos y las pastas, los bollos, tortas, tartas, pizzas, etc.

También la cerveza es jametz, pues incluso la cerveza pura –sin agregado de sabores–, se produce a base de cebada.

Además, la industria alimentaria se ha desarrollado muchísimo en las últimas décadas. Eso provoco que hoy en día veamos que incluso casi cualquier alimento elaborado contiene varios componentes, además del principal. Entre dichos “aditivos” están los antioxidantes y antisépticos, los saborizantes y edulcorantes, los aromatizantes y colorantes, los conservantes y emulgentes, etc., etc., etc.

Entonces, como regla general podemos decir que, fuera del agua mineral natural (sin sabor, no gasificada) y de las frutas y verduras frescas (no abrillantadas ni en conserva, etc.), está prohibido usar cualquier alimento o bebida, a menos que tenga la supervisión de una autoridad Rabínica conocida que certifique que dicho producto es “Kasher para Pésaj”.

Hay que saber que muchas veces se le agrega aditivos incluso a la carne no procesada, y también los jugos y las bebidas tienen toda clase de agregados que pueden llegar a ser jametz.

Incluso hay algunas fábricas que producen durante todo el año tabletas que tienen forma de matzá –y así las llaman comercialmente–, pero en realidad no son más que “galletas de agua” o “water crackers”, pues en su elaboración no se cuidaron las leyes de kashrut para Pésaj. ¡Es decir que esas “matzot” son jametz con forma de matzá! (Y aunque los productores generalmente escriben en la caja que el producto es jametz y que no es kasher para Pésaj, hay personas distraídas o que no entienden mucho, y fácilmente pueden llegar a equivocarse. Por lo tanto, siempre hay que prestar atención a que la certificación Rabínica diga: “Kasher para Pésaj”.)

Por supuesto, al consultar con el Rabino de la comunidad o la ciudad, en cada lugar podrán conducirse tal vez con más permisión respecto de otros productos básicos, como la sal, el aceite, el vinagre, el azúcar, el café, el té, el cacao, etc.