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בס”ד

Guía práctica de Pésaj - Tercera parte

Hay muchas cosas para estudiar antes de Pésaj. Esta pequeña guía práctica viene a refrescar los conceptos.

En la Hagadá de Pésaj para toda la familia del Rabino Iona Blickstein z”l, el lector podrá encontrar más explicaciones e información, así como artículos adicionales.

La preparación de la Keará (la bandeja del Séder)

El Séder de Pésaj no es únicamente simbólico. Cada uno de los actos que realizamos en esa noche tiene gran significado e importancia. Para que el Séder sea una experiencia significativa y verdaderamente espiritual todo debe cumplirse del modo correcto, antes y durante la fiesta.

Las tres matzot

Se colocan tres “matzot shemurot” hechas a mano, una sobre la otra. Además de la razón halájca que tienen estas tres matzot, según una explicación vienen a representar los tres componentes del pueblo judío: el Cohén, el Leví y el Israel.

Cerca de las tres matzot se colocan los otros seis elementos. Lo mejor es hacerlo en la misma bandeja, si es suficientemente grande; y si no lo es, se puede usar otra bandeja que se pone al lado de la primera.

(a) Zeróa, la carne asada

En esta época el Templo Sagrado está destruido y no podemos realizar los sacrificios, las ofrendas y el resto del servicio sagrado.

No obstante, para recordar el Korbán Pésaj (el “sacrificio de Pésaj”), en la bandeja del Séder se suele colocar un trozo de carne asada o una pata de pollo asada, porque sólo de esa manera estaba permitido preparar la carne del sacrificio.

Muchos usan un ala de pollo asada, para simbolizar además que fuimos liberados de la esclavitud con “brazo extendido”.

(b) Betzá, el huevo hervido

Además, para recordar el Korbán Jaguigá, el “sacrificio festivo” que se comía antes del “sacrificio de Pésaj”, en la bandeja del Séder se suele colocar un huevo hervido, pues la carne de dicho sacrificio podía ser asada o hervida.

Hay quienes explican también que se escogió el huevo por su forma redonda, para representar la rueda del destino y simbolizar la pérdida del Templo Sagrado y el servicio de las ofrendas y los sacrificios. La forma redonda también representa la esperanza de su pronta reconstrucción.

(c) Maror, la hierba amarga

El maror viene a recordar la amargura de la esclavitud. Se acostumbra usar la lechuga común o romana. Esta lechuga, aunque es amarga, también tiene cierto dulzor. Se puede usar las hojas como el tronco de la lechuga.

Hay quienes usan para el maror la hierba amarga llamada en hebreo ólesh o úlesh (en plural, ulshín), pero hay que consultar con un Rabino si se refiere a la endibia, a la escarola o a la achicoria.

Véase en la “Hagadá de Pésaj para toda la familia” del Rabino Iona Blickstein z”l, qué cantidad de matzá y de maror debe haber para cada participante del Séder.

(d) Jaróset, la pasta de frutas

El jaróset se prepara con nueces, manzanas, vino tinto y otros ingredientes. Viene a recordar la mezcla de barro y paja con la que nuestros antepasados fueron forzados a hacer los ladrillos para el Faraón.

(e) Carpás, el apio

Para el Carpás se puede usar el apio fresco. Y hay quienes usan otras especies, como el perejil, la papa (patata) hervida, o incluso la cebolla. Sólo se necesita un pequeño trozo para cada persona.

Antes de comer el Carpás hay que remojarlo en agua con sal. Además de la razón halájica, hay quienes explicaron que el agua salada representa las lágrimas de los judíos en Egipto.

(f) Jazéret, la lechuga adicional

Esta hierba amarga adicional se usa para preparar el Corej, el “sándwich de matzá y maror” que nuestros ancestros comían con el sacrificio de Pésaj.

El Séder de Pésaj
La Hagadá

Es el libro que se lee en la noche del Séder, que narra la historia de la esclavitud y el éxodo de Egipto. En la Hagadá están ordenados todos los actos y los preceptos que debemos realizar en la noche de Pésaj.

Las cuatro copas de vino

Cada persona debe beber durante el Séder cuatro copas de vino o jugo de uva natural. Estas cuatro copas simbolizan los cuatro lenguajes de salvación que la Torá usó en relación con la salida de Egipto.

La primera copa se bebe al comienzo de la noche, al recitar el Kidush (en la sección de la Hagadá llamada Kadesh).

La segunda copa se bebe después de relatar la historia de la esclavitud y la libertad, al finalizar la recitación de la primera parte del Halel y la bendición por la redención.

La copa de Eliahu Hanaví

Después de terminar la cena festiva y recitar el Bircat Hamazón (la bendición de gracias), se bebe la tercera copa de vino. A continuación se llena la cuarta copa, para completar con ella la recitación del Halel, los salmos y textos especiales de alabanza. Y al llenar la cuarta copa se acostumbra llenar una copa adicional, llamada “la copa de Eliahu Hanaví” –del Profeta Eliahu, que viene a anunciarnos la redención–.

Leshaná Habaa Birushalaim

Formalmente hablando, el Séder concluye con el deseo de que el año entrante estemos en la ciudad de Jerusalem ya reconstruida totalmente.

Las tres cosas que debemos mencionar en Pésaj

Rabán Gamliel decía: “Todo el que no menciona estas tres cosas en Pésaj no cumple con su deber. Éstas son: el Pésaj (sacrificio de Pésaj), la matzá (el pan ácimo) y el maror (las hierbas amargas)”.

Pésaj: Comíamos el sacrificio de Pésaj en recuerdo de que HaShem pasó sobre la casas de nuestros antepasados en Egipto, las “saltó”.

Matzá: Comemos pan ácimo porque nuestros antepasados en Egipto fueron liberados rápidamente, y la masa que prepararon para el camino no tuvo tiempo de leudar.

Maror: Comemos la hierba amarga para recordar que los egipcios amargaron mucho la vida de nuestros antepasados en Egipto.

(Tratado de Pesajim 116)

¿Por qué se llama Séder?

La palabra séder significa “orden”. La primera noche de Pésaj se llama usualmente “la noche del Séder” porque toda la ceremonia festiva que realizamos en esta noche sigue un orden preciso.

No obstante, este nombre encierra una alusión adicional. Nos enseña que nada es “casualidad”.

La historia no es casualidad, sigue un orden decretado por Dios. Todos los eventos que ocurrieron en Egipto no fueron casuales, “frutos del destino”. La Providencia Divina quiso que tuvieran un séder, un orden preciso. Tanto la esclavitud como la Redención siguieron exactamente el plan que Dios determinó.

Y no sólo la naturaleza tiene un orden, sino también los milagros, es decir, la Conducción Divina sobrenatural.

Cuando Dios nos sacó de Egipto descubrimos que Él no cortó Su relación con el mundo después de haberlo creado. ¡HaShem continúa en correspondencia constante con quienes Lo aman!

El nombre Lel Haséder, “la noche del Séder”, sugiere que los eventos ocurridos en Egipto ocurrieron bajo la supervisión Divina, y no al azar. Asimismo, todo lo que ocurre en nuestras vidas es la voluntad de Dios.

(Basado en el Maharal de Praga)

Los preceptos del Séder

El orden ritual del Séder de Pésaj incluye el cumplimiento de varios preceptos, ordenados por la Torá o por los Sabios:

  1. Debemos beber cuatro copas de vino. La primera de ellas, al comienzo del Séder. Es la que usamos para cumplir la mitzvá de recitar el Kidush.
  2. Debemos contar la historia de la esclavitud y la salida de Egipto. Esto lo hacemos al leer el texto de la Hagadá.
  3. Debemos comer la matzá, el pan ácimo.
  4. Debemos comer el maror, la hierba amarga.
  5. Debemos recitar el Halel, los salmos de alabanza.

Dérej jerut

Además, nuestros Sabios ordenaron que en la noche de Pésaj debemos comportarnos Dérej jerut, según la costumbre de las personas libres.

Por eso, debemos beber las cuatro copas de vino y comer la matzá estando behesebá, es decir, reclinados (hacia el lado izquierdo).

Las mujeres en el Séder

Las mujeres están obligadas a cumplir todas las mitzvot de la noche del Séder, al igual que los hombres:

  • Deben beber las cuatro copas de vino.
  • Deben contar la historia de la esclavitud y la salida de Egipto, leyendo en principio todo el texto de la Hagadá.
  • Deben comer matzá, el pan ácimo.
  • Deben comer maror, la hierba amarga.
  • Y deben recitar el Halel, los salmos de alabanza.

Asimismo, las mujeres deben comportarse Dérej jerut, como personas libres, así como los Sabios ordenaron.

Por eso, las autoridades Rabínicas sefaraditas escribieron que la costumbre actual de las mujeres es beber las cuatro copas de vino y comer la matzá estando behesebá, es decir, reclinadas (hacia el lado izquierdo).

Así escribieron también –a modo de consejo– varias autoridades Rabínicas ashkenazitas de las últimas generaciones.

(Véase además las Leyes de la reclinación en “La Hagadá de Pésaj para toda la familia”.)

El Séder en familia

Si el Séder de Pésaj es tan importante, ¿por qué se hace en el hogar y en familia, y no en la sinagoga?

Porque el hogar es el verdadero forjador de la moral y los valores.

La Torá pone énfasis en la familia. Cuando los judíos descendieron a Egipto, el texto dice que cada uno de los hijos de Yaacov “llegó con su familia” (Shemot 1:1).

¿Y qué pasó en Egipto? “La tierra se llenó de ellos”, de los israelitas (Shemot 1:6).

En Egipto los judíos fueron a teatros y circos. Pensaron que saliendo de la casa encontrarían bienestar espiritual.

Pero antes de salir de Egipto HaShem les ordenó comer en familia: “Tomen un cordero (o cabrito) por casa paterna, un cordero (o cabrito) por casa” (Shemot 12:3). ¡La última cena en Egipto fue en familia!

¿Cómo podemos restituir la centralidad de la familia a la vida judía? ¿Cómo podemos llegar a los niños que no logramos inspirar?

¡En la Hagadá se menciona a “los cuatro hijos”, pues nuestros Sabios nos enseñan que no debemos dejar de lado a ninguno de ellos!

La unidad en el sacrificio de Pésaj

El sacrificio de Pésaj se realizaba en la víspera de Pésaj por la tarde, y era comido a la noche.

Encontramos varias particularidades en las leyes del Korbán Pésaj. Estas nos llevan a la conclusión de que lo que la Torá busca en esta fiesta es una sola cosa: ajdut, la unión y unidad del pueblo de Israel.

  • El animal del sacrificio no se cocinaba en agua, sólo se asaba. El agua de la cocción separa y desmenuza la carne; el asado hace que la carne sea más compacta, la une.
  • Al comer, no se podían romper los huesos del animal. Eso muestra separación.
  • El korbán debía ser comido en jaburá, en grupo. Todos juntos.

Calmando a la niña

Un año, Rabí Meír Abujatzira zt”l volvió de la sinagoga a su casa para comenzar el Séder de Pésaj.

Al llegar, él encontró la mesa bien preparada y a toda su familia lista para comenzar el Séder.

Pero, de repente, una de las niñas comenzó a llorar…

El Rab entró a una habitación para tranquilizarla, pero ella no se calmaba…

Al final, el santo Rabino se quedó con la niña durante más de una hora, hasta que se calmó por completo. Y luego regresó para comenzar el Séder.

(Torat Yimeja, página 11).

Intentemos respetar incluso a los más pequeños, y tratarlos con respeto. Recordemos: todos llevamos dentro una “partícula Divina Superior”.

Pe-saj

El relato de la salida de Egipto es una expresión de gratitud al Creador, por intervenir en la historia y salvar a Su pueblo.

Desde Rosh Jódesh Nisán hasta la noche del Séder, nuestra boca se va abriendo para relatar las maravillas del Creador. Los comentaristas escribieron que, en forma de alusión, las letras de la palabra Pésaj (פסח) son el acrónimo de la expresión Pe saj (פה-סח), “la boca habla”.

Asimismo, el valor numérico del nombre de este mes, Nisán (ניסן), es 170. El mismo valor numérico de la palabra pe (פה), boca, multiplicada por dos. Esto alude a que en el mes de Nisán nuestra boca recibe una fuerza espiritual Celestial para relatar los milagros en la fiesta de Pésaj.

Dios “salteó” y “se apiadó”

Con respecto al significado exacto del verbo pasaj y del nombre Pésaj, hay dos explicaciones.

Dijo Hashem: “Y la sangre (del sacrificio) será para ustedes como señal en las casas donde se encuentren, y veré la sangre y pasajtí alejem, y no habrá en ustedes mortandad ni exterminio cuando golpeé en la tierra de Egipto” (Shemot 12:13).

¿Qué significa pasajtí alejem?

Rashí menciona allí dos explicaciones posibles para la raíz gramatical hebrea פ.ס.ח  – p.s.j.:

(a) “Me apiadaré de ustedes”, así como esta raíz es usada en Yeshayahu 31:5.

(b) “los saltearé a ustedes” (saltaré y pasaré sobre ustedes), así como esta raíz es usada en Melajim I 18:21.

“¡Todo hambriento, que venga y coma!”

El Maguid, la sección de principal de la Hagadá, comienza con el párrafo de Ha lajmá aniá, donde decimos: “…Todo hambriento, que venga y coma…”

En todas las generaciones, nuestro pueblo se distinguió siempre por cumplir con excelencia el precepto de tener huéspedes en la mesa festiva.

Se cuenta que el famoso sabio Rabí Akiva Íguer z”l era muy cuidadoso a la hora de cumplir la mitzvá de Hajnasat orjim, cuando en los días de Shabat y en las festividades recibía invitados en su casa.

Una vez, en la noche del Séder, estaban el Rabino y sus huéspedes reclinados en los sillones, relatando los milagros de la salida de Egipto. De repente, ocurrió un pequeño contratiempo…

¡A uno de los invitados se le volcó la copa de vino sobre el blanco y fino mantel…!

Cuando Rabí Akiva Íguer vio lo que ocurrió, y la humillación que sintió aquel invitado, movió la mesa intencionalmente. Su copa también se volcó… y su vino también se derramó…

Dijo el Rabino: “Parece que la mesa no es muy estable…”

Al que no sabe preguntar hay que enseñarle

En la Hagadá de Pésaj se habla de los “cuatro hijos” que la Torá menciona: el sabio, el malvado, el simple, y el que no sabe preguntar.

Cuando el Rebe de Kobrin zt”l llegaba a esa parte, donde se relata sobre “los cuatro hijos” a los cuales el padre debe instruir en el significado del Séder, él suspiraba y decía a Dios:

“El autor de la Hagadá le dice al padre: ‘Al (hijo) que no sabe preguntar, tú le enseñarás’.

“¡Tú eres nuestro Padre Celestial! Entonces, al desdichado que no sabe orar, que no sabe abrir su corazón para dirigirse a Ti, para preguntarte y pedirte, ¡ábrele el corazón para que sea capaz de hacerlo!”

El “malvado” del año pasado

Le preguntaron a Rabí Naftali de Rupshitz zt”l:

“¿Es necesario imprimir todos los años nuevas Hagadot de Pésaj?”

Contestó el Rebe:

“¡Sí! ¡Porque el malvado del año pasado pudo haber cambiado, y este año tal vez ya es tzadik, justo!”

El Faraón en pijama

El Rebe de Piasetzna z”l estaba con sus alumnos en el campo de concentración, pero decidió hacer con ellos un ejercicio de “visualización creativa” o “imaginación guiada”, como se le llama.

Les dijo:

Queridos alumnos, imagínense que ahora, en este preciso momento, escuchamos un gran ruido afuera… y de repente aparece en la puerta el malvado Hitler…

¡Cuánto nos asustaríamos! ¿Qué nos podría llegar a hacer?

Pero, sorprendentemente, vemos que nos dice: “¡Levántense y salgan de mi pueblo! ¡Están liberados!”

¿Qué haríamos entonces? ¿Con cuánta fuerza correríamos hacia fuera?

Ahora imagínense que es la noche del Séder en Egipto. Los judíos están sentados en sus casas, conmocionados, impacientes por salir… y de repente él llega:

¡El Faraón sale en pijama a la mitad de la noche y les grita a todos los judíos para que salgan de Egipto!

¿Por dónde llega Eliahu?

Un año, el Rebe de Kotzk zt”l les aseguró a sus jasidim que serían testigos de la revelación del profeta Eliahu en la noche del Séder.

El salón estaba colmado de discípulos y el aire parecía electrizado. Cuando llegó el momento de llenar la copa de Eliahu, abrieron la puerta, y lo que luego sucedió dejó a todos sin palabras…

¡Nada! ¡Nadie vino ni entró!

Los jasidim quedaron desanimados. ¿Qué había ocurrido? ¡Su Rebe les había asegurado una revelación!

Con su rostro radiante de sagrada felicidad, el Rebe de Kotzk percibió lo que sus alumnos sentían, y exclamó: “¡Tontos! ¿Ustedes creen que Eliahu entra por la puerta? ¡Eliahu entra por el corazón!”

*

La verdadera luz de la redención viene de nuestro interior.

Los milagros despiertan inspiración y ayudan a prestar atención a las verdades espirituales. Pero el auténtico milagro no es el de cambiar la naturaleza, sino el de transformar lo material y natural en Divinidad.

¡Cada avance personal en el campo espiritual es un paso más hacia la redención!

El estudio de la Torá, las buenas acciones y el refinamiento del carácter abren la puerta de nuestro corazón para que entre Eliahu Hanaví.

El Séder terminó, ¡sus enseñanzas permanecen!

Rabí Shneur Zalman de Liadi zt”l, el fundador de la jasidut de Jabad Lubavitch, omitía al final del Séder el párrafo que dice “Jasal sidur Pésaj… – Finalizó el orden Pésaj…

Él explicó: “¡Las enseñanzas de la festividad siguen con nosotros durante todo el año!”

*

La fiesta de Pésaj se llama también “el tiempo de nuestra liberación”. De este tiempo bueno debemos extraer fe, humildad, decisión, iniciativa y compromiso con nuestro judaísmo. Para cada día crecer como seres humanos y como yehudim.

Para asumir cada vez más nuestra responsabilidad de continuar la milenaria tradición que recibimos hace más de 3330 años frente al monte Sinai, la cual fue pasando de generación en generación hasta el día de hoy.

¿Sabías?

  • El éxodo de Egipto es el acontecimiento que más veces figura en la Torá; es mencionado cincuenta veces. También lo recordamos en los rezos diarios, y además está referido en los pergaminos que contienen los Tefilín (las filacterias).
  • Las diez plagas que Dios trajo sobre los egipcios emergieron de “los cuatro elementos básicos de la materia”: el agua, la tierra, el aire y el fuego. Esto sirvió para mostrar que toda la existencia deriva y es manejada por el Creador.
  • En la fiesta de Pésaj se acostumbra leer y estudiar la Meguilá de Shir Hashirim, “el Cantar de los Cantares”.
  • El mar Rojo se abrió en doce túneles, uno para cada Tribu de Israel.

Entre la tercera y la cuarta copa

Nuestros Sabios ordenaron beber cuatro copas en la noche del Séder de Pésaj, siguiendo el orden de la Hagadá.

En el Talmud Yerushalmi (Tratado de Pesajim, capítulo 10, halajá 1) dice que las cuatro copas se corresponden con los cuatro lenguajes de Gueulá (Redención) que la Torá menciona al comienzo de Parashat Vaerá:

“Por eso diles a los hijos de Israel: ‘Yo soy HaShem, y los sacaré [vehotzetí] a ustedes de la esclavitud egipcia, y los salvaré [vehitzaltí] a ustedes de los trabajos de ellos, y los redimiré [vegaaltí] a ustedes con brazo extendido y con ajusticiamientos grandiosos (contra los egipcios). Y los tomaré [velakajtí] a ustedes para Mí como pueblo, y seré para ustedes Dios, y sabrán que Yo soy HaShem su Dios, Quien los saca a ustedes de la esclavitud egipcia” (Shemot 6:6-7).

Estos “cuatro lenguajes de redención” representan cuatro clases diferentes de salvación.

La primera copa de vino es la que bebemos en el Kidush, al comienzo del Séder. La segunda copa se bebe al finalizar la sección del Maguid, donde relatamos toda la historia de la esclavitud y la redención. La tercera copa se bebe después de la comida festiva, al finalizar el Bircat Hamazón. Y la cuarta y última copa de vino se bebe al finalizar la recitación del Halel, los salmos y párrafos de alabanza.

Y he aquí, con respecto a las cuatro copas, encontramos una halajá interesante:

Entre la primera y la segunda copa, si la persona quiere, tiene permitido beber más vino (aunque es bueno abstenerse de hacerlo). También entre la segunda y la tercera copa está permitido beber vino. Pero entre la tercera y la cuarta copa está prohibido beber vino (véase Pesajim 117 y Shulján Aruj 473:2 y 479), y el Talmud Yerushalmi dice que la razón es porque si la persona bebiera de más, podría llegar a emborracharse, y entonces no estaría en condiciones de completar la recitación del Halel al final del Séder.

Podemos preguntar: ¿Por qué sólo entre la tercera y cuarta copa nuestros Sabios sospecharon que la persona podría emborracharse, y no sospecharon esto si bebiera de más, por ejemplo, entre la primera y la segunda copa?

Para responder, es posible explicar lo siguiente:

En los versículos citados, la primera copa se corresponde con las palabras “Y los sacaré a ustedes de la esclavitud egipcia”. En esta fase de la liberación todavía no hablamos totalmente de una “salvación”; y aun menos, de una “redención”. Sólo dejamos de ser esclavos.

La segunda copa se corresponde con las palabras “y los salvaré a ustedes de los trabajos de ellos (de los egipcios)”. Aquí hay un aseguramiento de salvación. Ya no seremos más esclavos, sino ciudadanos, con igualdad de derechos pero… en una tierra extranjera.

No es lógico suponer que entre las dos primeras copas –fases de la liberación– el judío llegue a olvidar que el objetivo final es la Redención completa. Y tampoco es muy probable esta sospecha entre la segunda y la tercera copa.

Pero después de la tercera copa, que se corresponde con las palabras “y los redimiré a ustedes con brazo extendido y con ajusticiamientos grandiosos (contra los egipcios)”, la situación es diferente. Al sentirse libre del yugo extraño, lleno de regocijo y alegría, el yehudí podría llegar a beber de más y “embriagarse”. Podría olvidar que la completa redención implica también la redención espiritual de la impureza egipcia. Por eso la halajá indica que entre la tercera y la cuarta copa no se debe beber vino.

No es suficiente que nos saquen y nos salven. Lo que debemos ansiar es que Dios nos tome como Su pueblo, como dice el cuarto lenguaje de redención: “Y los tomaré a ustedes para Mí como pueblo, y seré para ustedes Dios, y sabrán que Yo soy HaShem su Dios, Quien los saca a ustedes de la esclavitud egipcia”.

Una Redención física sin una Redención espiritual vale muy poco, es como si nada hubiera ocurrido. Las cuatro copas constituyen “un solo bloque”, no hay que separar entre la liberación física y la espiritual.

Las cuatro copas son obligatorias. Pero además se acostumbra llenar una quinta copa (que no se bebe), llamada “la Copa de Eliahu”. Esta copa adicional corresponde a un “quinto lenguaje” que figura allí, en el libro de Shemot 6:8: “Y los traeré [vehebetí] a la Tierra respecto de la cual levanté Mi mano (y juré) que la daría a Abraham, a Itzjak y a Yaacov, y la daré a ustedes en heredad, Yo soy HaShem”.

Esta copa completa el proceso: después de recibir la Torá y obtener la redención espiritual, recibimos y redimimos la Tierra de Israel, la Tierra Sagrada.

¡Además, uno de los grandes Sabios agregó, en nombre del Jatam Sofer z”l, que en verdad este último versículo también alude entre líneas a una sexta copa! Al prestar atención, vemos que en dicho pasuk figura un sexto lenguaje, que amplía y desarrolla el concepto de la quinta copa: “Y los traeré a la Tierra… y la daré a ustedes en heredad [venatatí otah lajem morashá]”.

Esto significa que, al final, Dios nos dará la Tierra Sagrada sin una condición mediante. (No como al comienzo, que nos la dio con la condición de que cumpliéramos los preceptos; y por eso al transgredirlos fuimos exiliados.) HaShem nos dará la Tierra Sagrada, como una mataná, como un regalo absoluto, que no se pide de regreso; como una heredad, como una posesión que se recibe en yerushá, en herencia, y no se debe devolver.

¡Esto es la Gueulá Shelemá! ¡La Redención completa y total! ¡La Redención Final, que no necesita de ninguna otra redención posterior!

Más claras tendremos las ideas, más fuerte será nuestra identidad

Pésaj es la transición del pueblo judío de la esclavitud a la libertad. ¿Cuál es el sentido de este concepto?

La idea del Faraón era minar la salud física y psíquica de los israelitas. Todo comenzó con un engaño, cuando el Faraón les ofreció a los hebreos ayudar “al progreso de Egipto” y construir nuevas edificaciones. Al principio se les pagaba su jornada de trabajo, pero con el pasar del tiempo los judíos fueron tomados como esclavos.

¿Por qué ocurrió eso?

Para la cultura egipcia el judaísmo era una amenaza. Los egipcios veneraban a los ídolos y rendían culto a la muerte; el pueblo de Israel, en cambio, era monoteísta y aspiraba a la vida.

Esto es muy interesante, al saber que el pueblo judío fue esclavo en Egipto durante 210 años. No solamente era un estado de esclavitud física. Era también una esclavitud espiritual, individual y colectiva, debido a la asimilación a la cultura egipcia.

Por consiguiente, la libertad que proclamó y proclama la fiesta de Pésaj es una libertad que no sólo aspira a romper las cadenas físicas, sino también las cadenas de la opresión espiritual, la asimilación del pueblo de Israel.

Un proverbio jasídico enseña que se necesita una doble salida de Egipto; por ende, se necesitan dos Mesías: uno, para sacar al pueblo judío de la esclavitud; otro, para sacar la esclavitud arraigada dentro del judío.

En el idioma hebreo, la palabra gueulá, גאולה, significa “redención”, y la palabra galut, גלות, quiere decir “diáspora” o “exilio”. Al considerar sólo la raíz de ambas palabras hebreas –de gueulá: גאל, y de galut: גלה, o más estrictamente: גל–, vemos que la diferencia entre ambas raíces idiomáticas es la consonante álef, א. ¿Qué enseña esto?

En el judaísmo, la letra álef (א), alude a Elohim (אלהים), Dios. Cuanto más afiancemos nuestra fe en Dios y en su Torá, más rápido saldremos del galut, de la diáspora y el exilio, y entraremos en la época de la gueulá, la redención.

¡No debemos olvidarlo! El pueblo judío está en el galut debido a que no cuidó como debía el estudio de la Torá y el cumplimiento de las mitzvot.

La diáspora, el exilio, es un estado de anomalía para el judío, porque nuestro lugar natural es nuestra propia y sagrada Tierra. Sin embargo, también en la diáspora debemos comportarnos correctamente como judíos.

Esa es una lucha que los judíos hemos tenido siempre; no sólo en esta época, sino en toda nuestra historia. El enfrentamiento físico e ideológico del judío contra el exilio y la diáspora es uno de los fundamentos y enseñanzas que nos deja la noche de Pésaj. Leemos en la Torá: “…y le relatarás a tu hijo en aquel día diciéndole…” Debemos contarle a cada miembro de la familia la historia del pueblo judío y la salida de Egipto según su propio nivel y entendimiento.

Los hebreos somos un pueblo con memoria, y el secreto de nuestra supervivencia es el saber transmitir nuestras tradiciones, costumbres y enseñanzas.