La cuenta y los días del ómer
Al referirnos a “la Cuenta del ómer” o a “los días del ómer”, debemos distinguir entre tres conceptos relacionados, pero diferentes:
- Minjat haómer, la ofrenda del ómer.
- Sefirat haómer, la cuenta del ómer.
- Yemé haómer, los días del ómer.
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La ofrenda del ómer
En primer lugar, la Torá ordenó traer al Templo Sagrado en el segundo día de Pésaj una ofrenda especial, llamada la Ofrenda del ómer. Así vemos en los siguientes versículos:
“Habló HaShem a Moshé diciendo: …Cuando entren a la Tierra que Yo les doy a ustedes, y cosechen su cosecha, le traerán al Cohén un ómer de las primicias de su cosecha. Y el Cohén agitará el ómer delante de HaShem, en favor de ustedes. Al día siguiente al descanso (al primer día de Pésaj) lo agitará el Cohén” (Vaikrá 23:9-11).
El ómer era una medida determinada de volumen, equivalente a 2½ litros aproximadamente; y “la Ofrenda del ómer” era una ofrenda de harina de cebada. La cebada se recogía en la noche posterior al primer día de Pésaj, y se ofrecía en el Templo Sagrado el segundo día de la festividad (el 16 de Nisán).
Según la Torá, hasta que no se traía esta ofrenda estaba prohibido cosechar y comer la tevuá jadashá, la producción de cereales de la nueva temporada (como se menciona en Vaikrá 23:14).
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La cuenta del Ómer
Luego la Torá dice: “Y contarán para ustedes desde el día siguiente al descanso (al primer día de Pésaj), desde el día en que traigan el ómer que se agita; siete semanas, completas serán” (Vaikrá 23:15).
Esto enseña que desde el día siguiente al primer día de Pésaj (llamado “el descanso”), en el cual se traía la Ofrenda del ómer, es un mandamiento contar cuarenta y nueve días (“siete semanas completas”) hasta la fiesta de Shavuot, en la cual recibimos al Torá. Esta cuenta diaria recibe el nombre de Sefirat haómer, “la Cuenta del ómer”, porque comienza el día en que la ofrenda del ómer era traída al Templo Sagrado.
Así también dice la Torá en Parashat Reé: “Siete semanas contarás… y (al día siguiente) harás una fiesta de Shavuot para HaShem, tu Dios” (Devarim 16:9-10).
En resumen: la Cuenta del ómer comienza el segundo día de Pésaj, 16 de Nisán, y concluye siete semanas después, el 5 de Siván, el día anterior a la fiesta Shavuot.
Con respecto al origen de la mitzvá de la cuenta del ómer, el Midrash relata que cuando el pueblo de Israel aún se encontraba en el exilio, bajo la esclavitud egipcia, Dios envió a Moshé para anunciarles que después de su liberación –cincuenta días después– ellos servirían a Dios en el monte Sinai y recibirían la Torá.
Debido a su amor por la Torá y la palabra de Dios, después del día de su liberación los israelitas comenzaron a contar cada día que pasaba. Ellos decían: “¡Ha pasado un día!”, “¡Han pasado dos días!”, “¡Tres días!”, “¡Cuatro!”, etc. Estaban muy ansiosos por llegar al día designado, y les parecía que faltaba mucho tiempo aún. Por eso Dios estableció esa cuenta –la Cuenta del ómer– para todas las generaciones.
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Los días del ómer
La mitzvá de contar el ómer representa una gran alegría para el pueblo judío, pues implica que nos estamos acercando a la fiesta de Shavuot, el día en que Dios nos dio la Torá en el monte Sinai. Los días del ómer representan nuestro deseo y anhelo de llegar a la fiesta de Shavuot para recibir la Torá nuevamente.
Por eso, los 49 días del ómer son básicamente días de alegría.
El Rambán z”l explica que en cierto sentido son como días de Jol Hamoed. Entre el primero y el último día de la festividad, llamados Yom Tov, tenemos los días intermedios de la festividad. Estos también tienen cierta santidad, y en ellos también se cumple la mitzvá de la alegría y el regocijo. Similarmente, los cuarenta y nueve días de la cuenta del ómer completan un proceso que comenzó el primer día de Pésaj y concluye en la fiesta de Shavuot.
Sin embargo, mucho más tarde en la historia, la alegría de estos días semifestivos se vio parcialmente empañada por un trágico suceso. En los días del ómer murieron (sin hijos) 24.000 alumnos de Rabí Akivá, debido a una terrible epidemia.
Rabí Akivá fue el gran líder espiritual del pueblo judío en la época de la revuelta de Bar Kojvá contra los romanos (en el siglo II de esta era). ¡Ahora, la transmisión de la Torá a la generación siguiente estaba en peligro!
La Guemará, en el Tratado de Yebamot 62b, dice que aquellos discípulos murieron de una terrible enfermedad llamada askará, que les llegó como castigo porque no supieron honrar y respetar adecuadamente a sus condiscípulos. La askará era una afección que comenzaba en los intestinos y terminaba con una gran inflamación en la boca. Ellos murieron por asfixia. (Hay quienes opinan que se trata de la difteria.)
Más adelante el lector encontrará explicaciones adicionales sobre este triste suceso, así como un detalle de las costumbres de luto que el pueblo de Israel cuida en los días del ómer.
Algunas leyes de la Cuenta del ómer
- La mitzvá de contar el ómer se cumple por la noche, al comenzar cada día según el calendario hebreo.
- Antes de contar cada día debemos recitar una bendición: Baruj Atá HaShem… asher kideshanu bemitzvotav, vetzivanu al sefirat haómer, “Bendito eres Tú, HaShem… que nos santificó mediante Sus preceptos, y nos ordenó sobre la cuenta del ómer” (figura en los libros de oración).
La cuenta del ómer es originalmente un precepto ordenado por la Torá. Sin embargo, en esta época no tenemos Templo Sagrado, y no podemos traer la ofrenda del ómer, de la cual depende la cuenta. Por eso, la mayoría de las autoridades Rabínicas opinan que hoy en día contar el ómer es un precepto ordenado por los Sabios.
- De todos modos, el texto de la bendición no cambia: “Bendito eres Tú, HaShem… que nos santificó mediante Sus preceptos, y nos ordenó sobre la cuenta del ómer”, pues Dios nos ordenó en la Torá: “Y cuidarás hacer todo lo que los Sabios te instruyan” (Devarim 17:10). Es decir que el Santo, bendito sea, nos indicó observar los mandamientos que los Rabinos nos ordenen.
- Después de recitar la bendición decimos: “Hoy es el primer día del ómer”, “Hoy es el segundo día del ómer”, etc.; y a partir del séptimo día: “Hoy es el séptimo día del ómer, que es una semana”, “Hoy es el octavo día del ómer, que es una semana y un día”, etc. (como figura en los Sidurim).
- En realidad, en esto hay diferentes costumbres. Según la costumbre sefaradí, después de mencionar el número del día se dice “laómer”, literalmente: “desde el ómer” (es decir, desde el día que se traía la ofrenda del ómer). Y según la costumbre ashkenazí se dice: “baómer”, literalmente: “del ómer”, como hemos traducido.
- Después de contar el ómer se recita el siguiente pedido: “Que el Misericordioso restablezca para nosotros el servicio del Templo Sagrado en su lugar; pronto, en nuestros días; amén”. Muchos recitan también el Salmo 67 (“Lamnatzéaj binguinot mizmor shir”), la plegaria “Ana bejóaj” y una plegaria adicional.
- La mitzvá de contar el ómer se puede cumplir durante toda la noche. Sin embargo, como fue explicado, lo mejor es contar cada día lo más cerca posible de su comienzo; es decir, al comienzo de la noche, después del rezo de Arbit.
- Quien contó el ómer sin recitar antes la bendición correspondiente, igualmente cumplió con su obligación, y las noches siguientes podrá seguir contando el ómer después de recitar la bendición por la mitzvá.
- Quien olvidó contar el ómer durante toda la noche, debe hacerlo durante el día, pero sin recitar la bendición antes de contar. De ese modo, las noches siguientes podrá continuar contando el ómer después de recitar la bendición por la mitzvá.
- Quien olvidó contar el ómer durante toda la noche y también durante todo el día posterior, los días siguientes debe continuar con la cuenta del ómer según el día apropiado (hasta el final de la cuenta), pero no puede recitar la bendición antes de contar. En este caso es correcto acercarse al oficiante de la sinagoga y pedirle que cada día cuando recite la bendición antes de contar, lo tenga en mente. De este modo podrá cumplir por su intermedio la mitzvá de la bendición. Después de responder “Amén” a la bendición del oficiante, la persona podrá contar por si misma cada día, hasta el final de la cuenta.
- Al comenzar los días del ómer es bueno decir explícitamente: “Este año pretendo contar por mí mismo todas las noches la cuenta del ómer, sin cumplir la obligación de la bendición o de la cuenta a través del jazán o de cualquier otra persona”. Esta declaración es una buena segulá para ameritar hacerlo sin olvidar un solo día.
- En la oración del viernes por la noche, en los lugares donde acostumbran recitar el Kidush en la sinagoga, el ómer se cuenta después de recitar el Kidush, para dar precedencia a la santidad del Shabat. En la salida de Shabat primero se cuenta el ómer y luego se recita la Havdalá, para demorar la salida del Shabat.
¿Qué día del ómer es hoy?
En una oportunidad, Rabí Akivá Íguer z”l, el gran erudito de la Torá, visitó la ciudad de Varsovia entre Pésaj y Shavuot.
Los dirigentes de la comunidad aprovecharon y lo llevaron a conocer el “Seminario Rabínico”, para que diera su opinión sobre los estudiantes, que serían los futuros líderes rabínicos.
Rabí Akivá Íguer comenzó a hacerles preguntas sobre temas talmúdicos y halájicos, y vio que no tenían noción alguna sobre la Biblia, la Mishná, el Talmud y la Tradición.
“¿Saben matemática?”, les preguntó finalmente el Rabino.
“¡Claro!”, contestaron al unísono aquellos “seminaristas”.
“Entonces, ¿quién me puede decir qué día es hoy, en la cuenta del ómer…?”
Aprovechemos los días del ómer
¿Cómo podemos aprovechar los días del ómer para cambiar de actitud y ser mejores personas?
La Kabalá menciona siete rasgos básicos de carácter en el corazón del hombre: (1) Jésed; (2) Guevurá; (3) Tiféret; (4) Nétzaj; (5) Hod; (6) Yesod; (7) Maljut.
Estos siete rasgos o características –que más bien son conceptos– deben ser trabajados durante los días del ómer, y así lograremos mejorar. (Es difícil escribir una sola traducción o una traducción precisa para estos rasgos o conceptos. Por eso, cada uno será explicado en detalle más abajo).
La Cuenta del Ómer dura cuarenta y nueve días, siete semanas, y cada semana debemos poner especial atención a un rasgo en particular (claro está, sin descuidar el resto). ¡No se debe trabajar en todo a la vez! La fórmula para llegar al éxito es ascender en forma lenta pero segura.
El camino del refinamiento personal es largo. ¡Es un trabajo de toda la vida! Pero cada año en cada semana del ómer tenemos una oportunidad única para pulir uno de estos rasgos y cualidades. De estas Midot depende como nos relacionamos con nuestro entorno cercano y lejano: con la esposa, los hijos, los padres, la familia, los amigos, la sociedad y la nación.
(1) La midá de Jésed
La primera semana se relaciona con el rasgo del Jésed: el amor, la benevolencia, la bondad. ¿Para qué necesitamos jésed? Para ver lo que le falta al prójimo, material y espiritualmente. ¡Cuánta gente vive en profunda soledad! ¡Cuánta gente necesita quién la escuche!
La esencia del ser humano es el poder del habla, la posibilidad de comunicarse. Escuchar es jésed, es hacer bondad. Esta es una buena semana para aprender a escuchar a todos: niños, adultos, ancianos; sin diferencias de clases ni de origen.
(2) La midá de Guevurá
La segunda semana se relaciona con el rasgo de la Guevurá. Esta característica incluye y engloba los conceptos de la fuerza, la restricción, la limitación, el temor y el miedo. Esta es una buena semana para intentar fortalecerse y controlar las inclinaciones negativas, para refrenar los impulsos e instintos que tienen consecuencias contrarias a la voluntad de la Torá.
Uno de los instintos negativos más fuertes es el del enojo. Pero en esta semana podemos recibir del Cielo las fuerzas suficientes para vencer nuestra ira.
¿Qué hacer para no enojarnos? Lo primero es callar, y esperar que pase el momento. Y mientras guardamos silencio, tratemos de juzgar favorablemente a aquellos que nos pusieron en ese trance. (Ya sean el marido o la esposa, los hijos, los padres –especialmente los de edad avanzada–, los vecinos, ¡o el jefe en la oficina!)
Además, Rabí Moshé ben Najman, el Rambán z”l, nos aconseja hablar en voz baja. Así escribe en su famosa Epístola: “Que tus palabras salgan de tu boca con calma siempre. Si hablarás en forma serena y sosegada jamás llegarás a enojarse”.
Por último, cabe mencionar: Rabí Israel Baal Shem Tov z”l dijo que recitar en esta semana todo el libro de Tehilim es una buena segulá para salvarse de la mala experiencia del enojo, la cólera y el enfado.
(3) La midá de Tiféret
La tercera semana se relaciona con el rasgo del Tiféret: la armonía, la síntesis, el componer un todo sumando las partes. Hablar bien con todos y decirle un cumplido a quien lo merece es parte del trabajo en esta semana. Si alguien ayudó a un necesitado, llamémoslo para felicitarlo por su buena acción. En esta semana debemos sacar lindas palabras de la boca.
Pero… ¿qué es lo que habitualmente nos impide hacerlo? El instinto de la competencia. Si vemos que alguien es exitoso, nos es difícil felicitarlo…
En los días del ómer murieron (sin hijos) los alumnos de Rabí Akivá. ¿Por qué? Porque no supieron honrar y respetar a sus condiscípulos. Un estudioso de la Torá explicaba un pasaje talmúdico con profundidad y claridad, pero sus compañeros no lo felicitaban. Se quedaban callados. Por eso, aquellos discípulos fueron castigados con una enfermedad llamada askará, la cual les causó la muerte. Era una afección que comenzaba en los intestinos y terminaba con una gran inflamación en la boca. ¡Ellos murieron por asfixia!
El mensaje es claro: como no supieron reconocer en público el éxito de sus amigos, como no supieron darse kavod (honor) los unos a los otros, su castigo fue morir por asfixia, sin poder decir una palabra.
Esta semana debemos prestar más atención a honrar a nuestros semejantes. Por medio de la palabra, por escrito, en la forma que sea necesario. ¡No sabemos cuánto bien puede hacer una buena palabra dicha a tiempo!
Rabí Moshé Cordovero z”l escribió en su libro Tómer Deborá, que en la semana de Tiféret es más factible que las mujeres estériles se vuelvan fértiles y que los enfermos se curen –especialmente aquellos que sufren de una enfermedad mental–. Pero todo depende de saber sacar palabras buenas y correctas de nuestra boca.
(4) La midá de Nétzaj
La cuarta semana se relaciona con el rasgo del Nétzaj, el cual incluye los conceptos de competitividad y victoria, así como también los de continuidad y eternidad.
Esta semana tratemos de no entrar en discusiones y de no contestar a los que nos provocan. ¿Cómo hacerlo? Pensando en HaShem. “¡Dios, sólo Tú eres eterno, y sólo en Ti me apoyo!”
Dijo Rabí Najman de Breslav z”l: “Llévale todos tus problemas y preocupaciones a HaShem” pues “el Rey quiere que lo ‘venzan’ mediante la plegaria”.
Cuando elevamos nuestros rezos con devoción y sinceridad, HaShem dice: “¡Qué bien rezaste! ¡Te concedo todo lo que me pediste!”
(5) La midá de Hod
La quinta semana se relaciona con el rasgo del Hod. A esta característica usualmente se la conecta con la devoción, así como también con el esplendor y la majestuosidad.
El término hod, viene de la palabra hodayá, que significa “agradecimiento”. Esta es una semana perfecta para decir: “¡Gracias, Dios mío! ¡Gracias por todo lo que haces por mí!” Hod también proviene de hodaá, que significa “confesión, reconocimiento”. Esta semana debemos aprender a decir: “¡Confieso y reconozco que no me he portado bien!” Y eso también nos enseñará a reconocer las buenas cosas que nos pasan y a agradecer por ellas. ¡Por la familia, los hijos, por nuestros logros personales y familiares! Por todo eso debemos agradecer a HaShem.
¿Por qué nos es difícil agradecer? Nuestra voluntad de expresar agradecimiento siempre se ve frustrada porque no estamos contentos totalmente. Esta semana dejemos de quejarnos. ¡Digamos cosas lindas a HaShem! Reconozcamos Su bondad con nosotros. Asimismo, agradezcamos a nuestros cónyuges en su presencia, a nuestros hijos, y a todos aquellos que nos hacen sentir bien.
Recitar el Bircat Hamazón, la oración de gracias posterior a la comida, es Hod. ¡Gracias, HaShem, por la deliciosa comida que nos diste! ¡Todo es Tuyo! Rabí Shimón bar Yojai nos enseña que recitar tres veces el Bircat Hamazón en Shabat es una buena receta para la parnasá, el sustento.
(6) La midá de Yesod
La sexta semana se relaciona con el rasgo del Yesod, el cual incluye los conceptos de comunicación y conexión, y también de fundamento.
Que todo lo que hagamos esta semana sea sumamente ordenado, desde el principio hasta el fin, hasta el último detalle.
(7) La midá de Maljut
La séptima semana se relaciona con el rasgo del Maljut, el cual incluye el concepto de realeza, y también el de receptividad.
En esta semana debemos repasar y revisar toda la labor espiritual que hicimos desde la fiesta de Pésaj para mejorar la relación con nuestros semejantes. Así nos preparemos mejor para recibir la Torá en la fiesta de Shavuot.
El Shabat anterior a la entrega de la Torá es muy importante. Como siempre, cada una de las tres comidas de Shabat se corresponde con alguno de nuestros patriarcas, Abraham, Itzjak y Yaacov. Y la cuarta comida, a la salida de Shabat, se relaciona con el rey David, que precisamente falleció en la fiesta de Shavuot.
Cuarenta y nueve días después de la salida de Egipto, frente al monte Sinai, los hijos de Israel se presentaron ante Dios. Durante siete semanas Él los ayudó a curarse de cuerpo y a perfeccionarse de alma. En ese momento ellos fueron elegidos como “un reino de sacerdotes y una nación santa” (Shemot 19:6), y recibieron la Torá.
Cada año repetimos el proceso de esas siete semanas. Y cada año en la fiesta Shavuot debemos sentir como si recibiéramos nuevamente la Torá.
La segulá de la sal en la sefirat haómer
En los días del ómer hay una antigua costumbre en varias comunidades de la diáspora:
En la primera noche de la Sefirat Haómer, antes de contar el ómer se toma un poco de sal en la mano; luego se recitan los salmos 122, 131 y 133; se leen los pesukim de la sección de la ofrenda del ómer (Vaikrá 23:9-22); se recita una pequeña oración; y por último se procede a recitar la bendición y a contar los días del ómer.
Según esta costumbre, en todos los días del ómer se debe tener esa sal en la mano al recitar la bendición y contar el ómer. Al final de las siete semanas se guarda esa sal, la cual será de segulá y amuleto para tener protección contra el ain hará, el “mal de ojo”.
(Algunos autores escribieron que esa sal también sirve para tener protección en general; para tener descendencia; y para el sustento, el buen augurio y el éxito.)
La fuente de esta tradición son las palabras de Rabí Abraham Jamoy z”l en el Majzor Bet Habejirá, que dijo que así acostumbraron hacer incluso en la Yeshivá Bet El de Kabalistas, en la sagrada ciudad de Jerusalem.
Hay quienes solían hacer esto únicamente en la primera noche del ómer. Pero de las palabras de Rabí Abraham Jamoy se entiende que la segulá es sostener esa sal todas las noches al contar el ómer. (Sin embargo, no hay necesidad de leer todas las noches todos los párrafos mencionado, sino sólo en la primera noche.)
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La razón de esta costumbre
Varias razones fueron ofrecidas para explicar esta costumbre:
a. El Rishón Letzión, Rabí Moshé Shelomó Amar shlita escribió que en estos se toma sal, pues en general la sal sirve para obtener protección, y en los días del ómer necesitamos más protección. Él menciona que el Ben Ish Jay ya escribió una costumbre parecida, según la cual se pone sal en el plato o recipiente que se utiliza al buscar el jametz, para ahuyentar a los mekatreguim (los “ángeles asechadores”).
b. Para la costumbre que mencionó el Ben Ish Jay respecto de la bedikat jametz se puede ofrecer una razón adicional: La sal es un símbolo y una señal de subsistencia y mantenimiento (véase Vaikrá 2:13); por eso, se pone sal en el plato de la bedikat jametz, como señal de buen augurio para ameritar cumplir esa mitzvá también el año siguiente. Y esta explicación también se puede aplicar en nuestro caso: Se toma sal como señal de buen augurio para ameritar la vida hasta el año próximo. (Y se hace esto especialmente en los días del ómer, pues los Sabios kabalistas ya escribieron que estos días sagrados constituyen la raíz espiritual donde se genera la influencia que luego emana durante todos los días del año.)
c. El libro Mejkeré Aretz escribió que al traer la Ofrenda del ómer al Templo Sagrado era necesario agregarle sal, así como es la ley respecto de todas las ofrendas. Por eso, en recuerdo de dicha ofrenda, tomamos la sal al leer la sección del ómer y contar el ómer.
d. Y hay quienes ofrecieron una explicación adicional:
La ciudad de Sodoma fue destruida un 16 de Nisán (véase Rashí en Bereshit 19:3). Más tarde en la historia, ese día se convirtió en el primer día de la cuenta del ómer. ¿Por qué HaShem destruyó Sodoma? Por la envidia que allí había entre las personas, y porque se abstenían de hacer beneficencia y caridad con los demás. ¡Incluso sal no querían dar a los demás, como enseñaron nuestros Sabios con respecto a la esposa de Lot! Por eso, ella finalmente fue castigada y se convirtió en una estatua de sal; y también la ciudad de Sodoma se convirtió en azufre y sal (véase Bereshit 19:24-26 y Devarim 29:22).
Al realizar la cuenta en los días del ómer es una segulá tener sal en la mano, pues eso le recordará a la persona cómo terminaron los habitantes de Sodoma. Así se despertará al arrepentimiento y se salvará del “ain hará de sí mismo”, para no ser mezquino ni tener envidia de lo que otros poseen.
Y según esto también se puede explicar que son recitados específicamente los capítulos 122, 131 y 133 del libro de Tehilim, pues esos salmos alaban las buenas virtudes.
El luto en los días del ómer
Aunque los días del ómer son en esencia semifestivos, anteriormente explicamos que la alegría de estos días se vio parcialmente empañada por un trágico suceso. En los días del ómer murieron (sin hijos) 24.000 alumnos de Rabí Akivá, debido a una terrible epidemia.
Rabí Akivá fue el gran líder espiritual del pueblo judío en la época de la revuelta de Bar Kojvá contra los romanos (en el siglo II de esta era). ¡Ahora, la transmisión de la Torá a la generación siguiente estaba en peligro!
En el Tratado de Yebamot 62b, la Guemará dice que aquellos discípulos murieron de una terrible enfermedad llamada askará, que les llegó como castigo porque no supieron honrar y respetar adecuadamente a sus condiscípulos. La askará era una afección que comenzaba en los intestinos y terminaba con una gran inflamación en la boca. Ellos murieron por asfixia. (Hay quienes opinan que se trata de la difteria.)
En el Tratado de Shabat 33b los Sabios profundizaron en la explicación de aquel castigo. Pregunta la Guemará: ¿Por qué la enfermedad de la askará comienza en los intestinos y termina en la boca? Rabí Yehudá bar Yilai dijo: “En los riñones se origina el consejo, y el corazón aporta la comprensión; la lengua corta las palabras, y la boca completa su pronunciación”. En conclusión, los Sabios explicaron que esa terrible enfermedad es un castigo por el pecado de lashón hará (la maledicencia, la difamación). Los 24.000 alumnos de Rabí Akivá murieron por el pecado de lashón hará.
Para recordar esa calamidad –e intentar corregir esas faltas– el pueblo de Israel acostumbró cuidar en los días del ómer ciertas costumbres de luto.
Cabe aclarar que en los días de Pésaj no se cumplen estas costumbres de luto, debido a la alegría de la festividad.
Las costumbres de luto en los días del Ómer
Los alumnos de Rabí Akivá no murieron en todos los días del ómer. La epidemia que los atacó cesó quince días antes de la fiesta de Shavuot. Por eso, estas costumbres de duelo se cuidan básicamente hasta el día 33 o 34 del ómer solamente, como será explicado.
1.Ceremonias nupciales: No se realizan casamientos en los días del ómer. En las comunidades sefaraditas la costumbre es abstenerse de realizar bodas desde Pésaj hasta el día 34 del ómer por la mañana; en las comunidades ashkenazitas, hasta el día 33 del ómer (llamado Lag Baómer).
2.Otras fiestas y banquetes: Fuera de las bodas, en los días del ómer está permitido realizar otras fiestas y banquetes donde no hay tanta alegría. Por eso, se puede hacer una fiesta en honor a un compromiso (véase a continuación). También se pueden celebrar banquetes que no se relacionan en forma directa con alguna mitzvá.
3.Bailes: En estos días está prohibido realizar bailes que no tienen relación directa con alguna mitzvá. Por eso, aunque está permitido realizar un banquete para celebrar un compromiso, está prohibido que haya bailes en él. Bailes de mitzvá está permitido realizar en estos días, véase más adelante. (No obstante, hay quienes prohíben completamente realizar bailes en estos días, incluso si son de mitzvá.)
4.Instrumentos musicales: Está prohibido tocar y escuchar instrumentos musicales durante los días del ómer, en público y en privado. Sin embargo, en banquetes de mitzvá está permitido escuchar canciones sagradas tocadas con instrumentos musicales. Por ejemplo:
(a) En honor a un Berit Milá, aun si la circuncisión se realiza después del día octavo.
(b) En honor a un Pidión Habén, aun si la redención del hijo primogénito se realiza después del día 31 del nacimiento.
(c) En honor a un Bar Mitzvá; pero sólo cuando justo ese día el niño cumple 13 años.
(d) Al concluir el estudio de un Tratado talmúdico.
(e) Está permitido participar en un desfile de mitzvá para acompañar un Rollo de la Torá que es llevado a la sinagoga, aun si hay bailes e instrumentos musicales.
5.Canciones pregrabadas: En los días del ómer es correcto abstenerse de escuchar incluso canciones pregrabadas (por medio de sistemas o equipos de audio o celulares).
6.Canciones “a cappella”: Incluso en los días del ómer es mitzvá cantar para HaShem y está permitido hacerlo sólo con la voz, sin acompañamiento de instrumentos musicales o música pregrabada. Está permitido entonar con melodía todas las partes de la oración, e incluso entonar canciones de alabanza a Dios fuera de la oración.
7.Cortarse el cabello: La costumbre es no cortarse el cabello durante los días del ómer. En las comunidades sefaraditas la costumbre es abstenerse desde Pésaj hasta el día 34 del ómer por la mañana; en las comunidades ashkenazitas, hasta el día 33 del ómer (llamado Lag Baómer). Si el 33 del ómer cae en víspera de Shabat está permitido cortarse el cabello en honor al Shabat incluso según la costumbre sefaradí (Shulján Aruj 493:2).
Las mujeres no están incluidas en la prohibición de cortarse el cabello durante los días del ómer. (No obstante, algunas autoridades Rabínicas ashkenazitas escribieron que si la mujer no tiene necesidad, es bueno que se abstenga de hacerlo.)
8.Afeitarse la barba: Normalmente está prohibido afeitarse en los días del ómer, y esa es la costumbre más correcta para seguir. Sin embargo, a muchos hombres les resulta muy difícil y molesto estar más de un mes sin afeitarse. Pero eso, en las comunidades sefaraditas se acostumbró permitir afeitarse en Rosh Jódesh Yiar, ya que el día de Comienzo de mes es semifestivo. (Y quienes siguen la opinión de Rabí Yehudá Hajasid z”l, que indicó no cortarse el cabello en ningún Rosh Jódesh, pueden afeitarse en la víspera de Rosh Jódesh Yiar.) Según la costumbre mencionada, si Rosh Jódesh Yiar cae en domingo está permitido afeitarse en la víspera de Shabat, en honor al Shabat.
Si Rosh Jódesh Yiar cae en Shabat, aun quienes no siguen la costumbre anteriormente mencionada tienen permitido afeitarse y cortarse el cabello en la víspera de Shabat (así como también realizar bodas), pues hay un incremento en la alegría debido a la coincidencia de ambos días sagrados (Mishná Berurá 493:5).
9.Cortarse las uñas: Está permitido cortase las uñas durante los días del ómer.
10.Realizar labores: En el pasado hubo quienes acostumbraron abstenerse de realizar labores en los días del ómer, durante un tiempo después del horario de la puesta del sol. (Una de las razones: en señal de luto por la muerte de los alumnos de Rabí Akivá.) Por eso, algunas mujeres se abstuvieron de realizar trabajos manuales, como tejer o coser. De todos modos, actualmente esa costumbre no es tan difundida. Aquellas mujeres que se ganan la vida mediante el tejido y la costura, sin duda tienen permitido continuar realizando sus labores normalmente.
11.La bendición de Shehejeyanu: Está permitido recitar la bendición de Shehejeyanu en los días del ómer (a diferencia de la costumbre en las tres semanas entre el 17 de Tamuz y el 9 de Av). Por eso se puede recitar esta bendición al comer un fruto nuevo o al vestir una ropa nueva. (No obstante, hay quienes se abstienen de vestir una ropa nueva a partir del comienzo del mes de Yiar; pero si les es muy necesario hacerlo, la pueden estrenar en el día de Shabat.)