Este Shabat leemos la segunda de “las tres Haftarot de desgracia”, llamadas en arameo Telatá depuranutá. En los jumashim figura después de Parashat Masé.

La temática de estas Haftarot no tiene relación con la Parashá semanal, como es habitual, sino con las tres semanas “de penurias” (Ben Hametzarim).

Continuando los versículos de la Haftará anterior, el profeta Yirmeyahu le transmite al pueblo el mensaje de Dios: “¡Casa de Yaacov, escuchen la Palabra de HaShem! Así dijo HaShem: ‘¿Qué injusticia vieron en Mí sus ancestros, que se alejaron de Mí? ¡Ellos fueron tras la vanidad, y se hicieron vanos!’” (Yirmeyahu 2:4-5).

El pueblo se olvidó del Eterno que los sacó de Egipto, los condujo por el desierto y los trajo a una Tierra de campos y viñas. Mediante sus pecados ellos corrompieron la Tierra Prometida (vers. 6-7).

Por eso el profeta pide al pueblo que reconozca su pecado, y que en medio de su angustia clame a Dios y no busque una falsa ayuda externa. “¿Qué beneficio tendrán al buscar la ayuda de Egipto o Asiria?” (vers. 18).

Por causa de su maldad y rebeldía, Israel será castigado. Los dioses que ellos adoran no los salvarán cuando estén en desgracia. “¿Y dónde están los dioses que te has hecho? ¡Que se levanten ellos, si te pueden salvar en el tiempo de tu tribulación! ¡Pues tus dioses son tantos como el número de tus ciudades, Yehudá!” (vers. 28).