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6. Tishrei 5786

בס”ד

Haftará de Nasó

Vayehí ish ejad
Shofetim capítulo 13

La Haftará de esta semana relata sobre el nacimiento de Shimshón (Sansón), el famoso Juez de Israel.

La madre de Shimshón era estéril al comienzo, pero un Malaj –emisario– de HaShem se le apareció y le dijo: “…Y ahora cuídate y no bebas vino… ni comas cualquier alimento impuro. Pues estás embarazada y darás a luz un hijo. No se le deberá cortar el cabello, pues Nazir (nazareno) será el niño desde el vientre, y él comenzará a salvar a Israel de las manos de los filisteos” (Shofetim 13:2-5).

El tema del Nazir (el nazareno) es tratado en nuestra Parashá, y al comenzar las leyes del Nazir, la Torá utiliza el siguiente lenguaje: Yish… ki yaflí lindor néder nazir…, “Un hombre… cuando formule un voto de nazareno…” (Bamidvar 6:2).

Rabí Abraham ibn Ezra z”l escribió que la expresión ki yaflí, que tradujimos como “cuando formule”, tiene la connotación de “cuando se aparte”, y quiere decir: “cuando desee separarse y apartarse de los placeres mundanos” (por ejemplo, del vino). Él agrega que el verbo yaflí, יפליא, se relaciona también con la palabra pele, פלא, que significa “algo maravilloso, milagroso, prodigioso, extraordinario, inusual”. Y comenta: “porque la mayoría de las personas en el mundo van en pos de sus deseos”. Además explica que el término Nazir proviene de la palabra nézer, que significa “corona”. Es como si el Nazir tuviera una corona en su cabeza, “la corona de la santidad” (como escribió el Rambán z”l; véase Bamidvar 6:7).

En otras palabras: es algo extraordinario e inusual, e incluso “maravilloso, prodigioso y milagroso” que alguien se despierte a comportarse con santidad, apartándose, alejándose y separándose de los excesos.

Todo lo explicado nos ayudará a entender un par de frases que aparecen en nuestra Haftará.

Shimshón fue Nazir desde el vientre materno, desde su gestación y nacimiento, y la Haftará nos relata el siguiente episodio: “Le dijo Manóaj al emisario de HaShem: Te demoraremos ahora, y haremos ante ti un cabrito. Le dijo el emisario: No me demores, no comeré de tu pan; mas si harás un sacrificio, a HaShem lo ascenderás. (Pues Manóaj no sabía que un Ángel de HaShem era él.) Le dijo Manóaj: ¿Cuál es tu nombre?, pues cuando se cumpla tu palabra te honraremos” (13:15-17).

Hasta ese momento Manóaj no había percibido que aquel “emisario de HaShem” era en realidad un Ángel Celestial. Él pensaba que era un profeta de HaShem, pues cuando la inspiración Divina reposaba sobre los profetas, éstos se parecían a un Ángel Celestial (véase el Midrash Bamidvar Rabá 10:5). Manóaj quería agasajar a aquel emisario, y cuando se cumpliera la buena noticia, también enviarle algún tipo de presente. Por eso le preguntó cuál era su nombre.

¿Cuál fue su respuesta? “Le dijo el emisario: ¿Por qué preguntas mi nombre? Él es oculto” (13:18). En hebreo dice: Él es feli (peli), פלאי. Nuevamente encontramos la raíz hebrea de pele, פלא (“algo maravilloso, milagroso, prodigioso, extraordinario, inusual”). Aunque en este caso preferimos traducirla literalmente con el sentido de “oculto”, igualmente es clara la conexión, pues los milagros y prodigios que Dios hace en el mundo muchas veces son ocultos y no revelados.

Además, el comentarista Kelí Yakar explica que no es casualidad el uso del término feli (peli) aquí. El emisario de HaShem le quiso enseñar que cada Ángel es creado solamente para cumplir una misión específica, y recibe su nombre según la función y misión que le es destinada. Dado que HaShem lo creó para informar que Shimshón sería Nazir, y por eso su madre también debía seguir las leyes de la Nezirut, utilizó la palabra feli (peli), פלאי. (Pues la Nezirut es “milagrosa, prodigiosa, extraordinaria”.)

Luego dice: “Tomó Manóaj el cabrito y la ofrenda y los colocó sobre la roca para HaShem; y él (el emisario) obraba maravillas, y Manóaj y su esposa veían” (13:19). En hebreo dice: umaflí laasaot, ומפליא לעשות. Nuevamente encontramos la raíz hebrea de pele, פלא.

Rabí David Kimji z”l (el Radak) explica que el emisario obró dos maravillas. Primero creó milagrosamente de la roca un fuego que consumió el sacrificio. Y segundo, lo que relata el versículo siguiente: “Y fue que al ascender el fuego por sobre el altar hacia el cielo, el emisario de HaShem subió junto con el fuego del altar; y Manóaj y su esposa vieron, y se prosternaron con sus rostros contra el suelo. Y el emisario de HaShem no se reveló más a Manóaj, entonces supo Manóaj que un ángel de HaShem era él” (13:20-21).

La relación entre lo material y lo espiritual es una “maravilla”, la interconexión entre el mundo material y el espiritual es un milagro. Por eso al salir del baño recitamos la bendición de Asher yatzar, que precisamente termina con las palabras Baruj Atá HaShem, rofé jol basar umaflí laasot, “Bendito eres Tú, HaShem, que cura toda carne y obra maravillas”. El buen equilibrio entre un cuerpo sano y un alma sana es una maravilla (véase la explicación del Ramá en el Shulján Aruj, Óraj Jaím 6:1).

Y también por esto la Nezirut es una maravilla: porque el Nazir aprende a conectar de un modo elevado el mundo espiritual con el material.