Haftará de Tzav
Ko amar
Yirmeyahu cap. 7
“Así dijo HaShem, el Dios de las huestes, el Dios de Israel: ¡Añadan a sus sacrificios y coman la carne!” (Yirmeyahu 7:21).
Aquí el profeta reprende al pueblo y menciona que Dios no está conforme con su conducta, con respecto a la ofrenda de los sacrificios. Algunos sacrificios, como el Korbán olá (“el holocausto”), se consumían íntegramente sobre el fuego del Altar. En otros sacrificios, como el Korbán shelamim (“sacrificio pacífico”), una parte del animal era quemada y la otra parte era comida por los Cohanim y por los oferentes.
HaShem les dijo: “¡Dejen de traer animales para el sacrificio olá, de cuya carne ustedes no pueden comen, porque sus sacrificios no son de agrado para Mí! ¡Sería preferible para ustedes ofrecer esos animales como un sacrificio shelamim, para que por lo menos tengan beneficio de la carne…!
Aunque “el holocausto” era ofrendado en su totalidad sobre el Altar, no era de beneplácito ante Dios, pues los israelitas lo ofrecían sin arrepentirse previamente de los pecados que cometían. Ellos sólo lo ofrecían para aparentar “su gran temor al Cielo”.
Y si ofrecían un sacrificio “pacífico”, eso mostraría que su intención era beneficiarse de la carne del animal.
Además, el profeta no mencionó otras ofrendas, como el sacrificio por el pecado (jatat) o el sacrificio por la culpa (asham), porque ellos igualmente no confesaban sus pecados y pecaban a conciencia. Y de nada sirve traer un sacrificio al pecar intencionalmente (Rabí David Kimji z”l).