En Parashat Vaikrá HaShem ordenó acerca de los sacrificios.

En la Haftará de Vaikrá leemos una profecía de reprimenda al pueblo, que se había desviado hacia la idolatría: “¡No Me has invocado, Yaacov; te has cansado de Mí, Israel! No Me trajiste un cordero en tus holocaustos, mediante tus sacrificios no Me honraste…” (Yeshayahu 43:22-23).

El pueblo sí ofrecía sacrificios, pero no los realizaba como se exigía. Ellos no los ofrecían en nombre del Creador sino en nombre de otros dioses. Por eso, el profeta los reprende en nombre de HaShem: “No Me trajiste un cordero en tus holocaustos, mediante tus sacrificios no Me honraste…” Les dice Yeshayahu: “¡Ustedes trajeron sacrificios, pero no lo hicieron en nombre del Cielo, para honrar a Dios!”

Pero el Profeta agrega un punto adicional en su reprimenda: “…mas Yo no te ordené servirme mediante una ofrenda, no te cansé mediante el incienso” (vers. 23).

Dios ordenó los sacrificios; sin embargo, ¿Él los necesitaba? ¡No! El que los necesitaba era el hombre, que se alejaba de HaShem y debido al yétzer hará (el impulso del mal) incurría en los pecados. Mediante estas palabras Yeshayahu les quiso decir, en nombre de HaShem: Cuando ofrecías los sacrificios, no Me los traías a Mí, ¡pues Yo no tenía ningún beneficio de ellos! Los traías por ti, para tu propio beneficio, pues tu alma se limpiaba, y obtenías la expiación (Rabí Yehonatán Aibshitz z”l).

(Recordemos que en muchos años la Parashá de Vaikrá se lee en el “Shabat Zajor” o en el “Shabat Hagadol”, el Shabat anterior a la fiesta de Pésaj. En esos casos no se lee la Haftará de Parashat Vaikrá, sino que se reemplaza por la Haftará especial correspondiente.)