En la Haftará de esta semana leemos una profecía sobre la destrucción del reino de Edom.

Dice el profeta Ovadiá: “Así dijo el Señor, HaShem, acerca de Edom; de parte de HaShem hemos oído buenas nuevas: Un mensajero ha sido enviado entre las naciones (y proclama): ‘¡Vengan y salgamos a la guerra contra Edom!’” (versículo 1).

Edom es Roma. El imperio romano no tenía ninguna consideración por los derechos humanos. Utilizaba la violencia, la astucia y todos los medios para hacer el mal.

“Por el mal que le hiciste a tu hermano Yaacov te cubrirás de vergüenza y quedarás truncado para siempre” (vers. 11).

Edom son los descendientes del malvado Esav, cuyo poder residía en la fuerza militar. Pero Edom se desmoronará, demostrando la nulidad de su fuerza física. Yaacov es Israel, que representa la justicia y el amor al prójimo.

El profeta consuela al pueblo de Israel y le dice: “Pues así como ustedes han bebido (un vino agrio)… así las naciones (lo) beberán sin parar; (lo) beberán y perderán la razón, y serán como si jamás hubieran sido…” (vers. 16).

Por último el profeta dice que los pueblos del mundo, que combatieron contra el pueblo de Israel, admitirán la veracidad de nuestro camino, “Y de HaShem será el reinado” (vers. 21).