No confundir al prójimo
En la Parashat Vaigash leemos que Yosef estaba profundamente emocionado y ansioso por querer abrazar a sus hermanos. Sin embargo, él se abstuvo de hacerlo frente a los egipcios que se encontraban en el recinto donde estaba reunido con ellos. “Yosef no pudo contenerse ante todos los que estaban con él, y exclamó: ‘¡Saquen a todos de aquí!’; y no había nadie allí cuando Yosef se reveló ante sus hermanos” (Bereshit 45:1).
Rashí explica que Yosef no quiso que los egipcios vieran la vergüenza de sus hermanos. Yosef no permitió que sus emociones lo dominaran.
Hay veces que los seres humanos están emocionalmente excitados, agitados o alborotados, y olvidan que los demás también tienen sentimientos. Entonces pueden llegar a confundirlos y a ponerlos en situaciones incómodas. Pero de Yosef podemos aprender cómo comportarnos.
Sobre el Rab Moshé Feinstein z”l, unos de los grandes Rabinos de nuestra época, leemos una historia al respecto:
“Una persona se ofreció gentilmente a llevar al Rab Feinstein de su casa a la Yeshivá. Cuando salió del automóvil, el chofer cerró la puerta, pero sin notar que la mano del Rabino recibió un fuerte golpe de la puerta… Rabí Moshé Feinstein no sacó de su boca sonido alguno, y con calma y pausadamente caminó hacia la puerta de la Yeshivá.
Varios alumnos fueron testigos del accidente, y corrieron a asistir al anciano Maestro, que obviamente sufría a causa del fuerte golpe. Uno de ellos le preguntó: “Rabí, ¿por qué no le dijo nada al chofer?”
El Rabino le respondió: “Él fue muy amable en traerme a la Yeshivá. ¿Cómo podría yo aturdirlo y perturbarlo?”
(Bastión de fe, página 14)