Hay dos ríos importantes en la Mesopotamia asiática. El primero es el Jidékel (Tigris), y el segundo es el Perat (Éufrates), al cual la Torá lo llama “El gran río” (Bereshit 2:14). 

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Le preguntaron al Tigris (Jidékel): “¿Por qué cuando tus aguas fluyen haces tanto ruido y tu torrente es tan inquieto y bullicioso?”

“¡Porque espero que la gente oiga mi sonido y tenga en cuenta que existo!”, respondió el Tigris.

Le preguntaron al río Éufrates (Perat): “¿Por qué fluyes tan tranquilamente y tus aguas son tan calmas?”

“¡Porque no tengo necesidad de hacer ruido; la gente me toma en cuenta por mis acciones (pues mis aguas son muy beneficiosas para el riego)!”, respondió el Éufrates.

(Bereshit Rabá 16:3)