Cierta vez, un joven se presentó ante el Taná Shimón ben Shetaj. Le dijo que quería ser un buen judío y observar las mitzvot, pero que el yétzer hará (instinto del mal) siempre lo incitaba a robar y a hacer cosas malas.

Le dijo Rabí Shimón ben Shetaj: “Si me prometes que no mentirás, te salvarás de todos los pecados”.

“Lo prometo”, le respondió el joven. “¿Pero cómo eso me ayudará a salvarme del yétzer hará?”

“¡Ya lo verás!”, le respondió el Maestro, y el joven se fue.

Poco después, aquel muchacho observó que su vecino salió de su casa y dejó una ventana abierta…

El joven entró y vio objetos muy valiosos: un florero de oro, copas de plata, candelabros, etc., los puso en una bolsa y salió por la misma ventana que había entrado…

¡Estaba feliz de que nadie lo descubrió! Pero luego comenzó a pensar: ¿Qué respondería si su vecino le preguntara si vio a alguien que entró a su casa?

“¡No puedo mentir, se lo prometí a Rabino!”, pensó el joven.

Calladamente entró por la ventana una vez más y volvió a su lugar las cosas que había robado.

“¡Qué buen consejo me dio el Rabino!”, pensó. “¡Al decir solamente la verdad me salvo de pecar!”