El tamiz
Dijo el emperador romano a Rabán Gamliel: “El rey David alabó a Dios por saber exactamente el número de estrellas (Tehilim 147:4). ¿Acaso eso es tan notable? ¿No las podría contar un ser humano también?”
Le contestó Rabán Gamliel: “Tengo un tamiz lleno de avellanas. ¿Podrías contarlas mientras muevo el tamiz?”
“¡Deja el tamiz quieto y las podré contar!”, le respondió el emperador.
“¡Ahhh! ¡Pero las estrellas están en constante movimiento!”, concluyó Rabán Gamliel.
(Midrash Devarim Rabá, capítulo 8)