“Canción de ascensiones. Cuando HaShem haga retornar a los cautivos de Tzión, ¡nos parecerá como un sueño!” (Tehilim 126:1). Este versículo lo escribió el rey David, pero se refirió a una época futura, cuando los judíos retornarían de Babilonia después de setenta años de exilio.

El justo y piadoso Sabio talmúdico llamado Joní jamás comprendió este pasuk. ¿Por qué compara el exilio con un sueño? ¿Acaso hay alguien que puede dormir setenta años seguidos?

Un día iba por el camino y vio que un hombre planta un algarrobo. “¿En cuántos años da frutos?”, le preguntó Joní. “En setenta años”, le respondió el hombre. “¿Acaso vivirás setenta años para beneficiarte de los frutos?”, preguntó nuevamente Joní. Y el hombre le respondió: “¡Así como mis ancestros plantaron árboles para mí, yo también planto para mis hijos y nietos!”

Luego Joní sacó comida de su bolso, se sentó a comer y se quedó dormido. Al despertar vio que alguien recolectaba los frutos de aquel algarrobo. “¿Tú eres quien plantó este árbol?”, le preguntó. “No, mi abuelo lo plantó”, le respondió el hombre.

Joní estaba confundido. “¡Al parecer dormí setenta años!”, pensó.

(Tratado de Taanit 21a)