La honestidad de Rabí Janiná
Cuando Rabí Janiná fue a visitar a Rabí Yonatán, se quedaron en el hermoso jardín de Rabí Yonatán. Rabí Yonatán le ofreció higos a su huésped, y Rabí Janiná aceptó.
Ambos se quedaron hablando de varios temas de la Torá, y al cabo de un tiempo Rabí Janiná se despidió.
Cuando estaba a punto de salir del jardín, Rabí Janiná advirtió un árbol de higos de muy agradable aspecto. “¿Por qué no me ofreciste de estos higos?”, le preguntó.
Rabí Yonatán le respondió que ese árbol pertenecía a su hijo. “Pero estoy seguro de que no le importará si comes algunos de sus higos”, agregó.
Mas Rabí Janiná se negó a aceptarlo. Él era un hombre sumamente honesto. “No soñaría con tocar esto higos. Prefiero apartarme de todo lo que pudiera considerarse robar”, le dijo a Rabí Yonatán.
Luego agradeció a Rabí Yonatán y partió.
(Talmud Yerushalmi, Tratado de Babá Batrá, cap. 2)