Rabí Janiná y su esposa eran muy pobres. En una ocasión la pobreza llegó a tal grado que la esposa de Rabí Janiná le pidió: “¡Reza para que se te otorgue un poco de la recompensa reservada a los justos en el Otro Mundo!”

Así lo hizo, y fue arrojada a su casa “la pata de una mesa” –totalmente de oro–.

Por la noche soñó que todos comían en una mesa de tres patas (en el Otro Mundo), mientras que la suya tenía dos…

Al enterarse de eso, su esposa le dijo: “¡Reza para que se lleven de regreso la pata!”

Así lo hizo, y su rezo fue escuchado nuevamente.

(Tratado de Taanit 25b)