Visitar a los enfermos
Quien visita a un enfermo, le quita una sexagésima parte de su enfermedad. Esto no significa que si lo visitaran sesenta personas, lo curarían por completo. Lo que quiere decir es que cada uno de ellos le quita al enfermo una sexagésima parte de lo que le quedó después de las visitas anteriores.
Uno de los discípulos de Rabí Akivá cayó enfermo. Ningún sabio fue a visitarlo, excepto Rabí Akivá, quien barrió para él la habitación, y limpió con agua el piso.
Le dijo el discípulo: “¡Rabí, me devolviste la vida!”
Salió de allí Rabí Akivá, y luego proclamó en su prédica: “Todo aquél que no visita a un enfermo es como si derramara su sangre”.
Quien visita a un enfermo le trae curación; quien no lo visita, puede llegar a acercarle la muerte.
(Nedarim 39b-40a)