Dijo Rabí Jaim bar Bizna, en nombre de Rabí Shimón Jasid:
“Yosef santificó el Nombre de HaShem en privado, por eso ameritó que se le agregara a su nombre una de las letras del Nombre de Dios. Como está escrito: “Por testimonio puso a Yehosef” (Tehilim 81:6). Yehudá santificó Nombre de Hashem en público, por eso ameritó ser llamado mediante el Nombre de HaShem (Tratado de Sotá 10b).
La explicación de este pasaje es que al nombre original de Yosef le fue agregada la letra he, y pasó a llamarse Yehosef. Este nuevo nombre contiene las tres primeras letras del Nombre de HaShem (la yod, la he y la vav). Pero el nombre de Yehudá contiene las cuatro letras del Nombre de HaShem (la yod, la he, la vav y la he).
Escribió el autor del libro Shem MiShmuel:
Entendemos la razón por la cual en el versículo de Tehilim se le agregó una letra al nombre de Yosef, y lo llamó Yehosef. ¡Pero Yehudá se llamó así siempre, desde que nació! ¿Por qué el Talmud dice entonces que Yehudá ameritó ser llamado mediante el Nombre de HaShem “porque santificó Nombre de Hashem en público”?
Explica el Rab:
La intención de nuestros Sabios fue definir y precisar la diferencia entre estos dos hermanos a nivel esencial.
En el episodio con su nuera Tamar, Yehudá hizo pública su entereza espiritual, mientras que Yosef ocultó su entereza espiritual, manteniéndola en su intimidad.
Yehudá, a quien HaShem le destinó el reinado de la nación hebrea, se destacó por saber contener sus reacciones, por reconocer sus errores.
Cuando su nuera Tamar dijo: “Del hombre a quien estos elementos pertenecen he concebido”, Yehudá supo decir con valentía: “¡Ella tiene razón! ¡Ella es más justa que yo!” (Bereshit 38:25-26).
También Yehudá fue el que contuvo a sus hermanos en el episodio de la venta de Yosef, cuando dijo: “¡¿Qué ganaremos si matamos a nuestro hermano?!” (Bereshit 37:26). Y sus hermanos lo escucharon.
Por esta razón el nombre de Yehudá contiene todas las cuatro letras del Nombre de HaShem, y además la letra dálet, que alude a otro de los nombres de Dios (Adonay), el cual representa el atributo de Su Señorío, Su Reinado y Su Soberanía: Adnut.
Yosef es el único de los hijos de Yaacov en cuyo nombre figuran dos de las letras del Nombre de HaShem: la yod y la vav. Y a su nombre se le agregó una letra más del Nombre Sagrado: la he. Él pasó a llamarse Yehosef; nombre cuyo significado es “que va adelante”, “que agrega a lo que ya tiene”.
Yosef soñó con la grandeza, y sus sueños se volvieron realidad. Todos trataron de hacerlo caer: sus hermanos, la mujer de Potifar. Pero HaShem estuvo con él, y en todo lo que hacía, prosperaba y triunfaba. Yosef era justo y piadoso en privado, actuaba recatadamente. Nadie lo veía, nadie sabía lo que hacía, excepto HaShem.
En cambio, todos los buenos actos de Yehudá fueron públicos, todos conocían su honradez y rectitud.
El camino de Yosef es más difícil de seguir que el camino de Yehudá, por eso las tribus prefirieron a Yehudá. Él les ofreció un sendero que el hombre común puede recorrer más fácilmente. El sendero de Yosef es para personas de un nivel espiritual mucho más elevado.
Yosef, que realizó sus buenos actos en privado –no ante los ojos de todos–, descendió a Egipto en forma oculta, como esclavo, por el odio y la envidia de sus hermanos. Yehudá descendió a Egipto –al frente de sus hermanos– para santificar públicamente el Nombre de HaShem. Ambos justos se encontraron en la tierra de Egipto. (Véase el comentario de Rashí en Bereshit 42:13, que Yehudá y sus hermanos buscaron a Yosef en la tierra de Egipto, para regresar con él a la tierra de Kenaan.)
Las dos tribus, Yehudá y Yosef, se complementan cuando ocupan un lugar importante en la casa de su padre Yaakov. En la época del Primer Templo Sagrado, Yehudá y Efraim –el hijo de Yosef– formaron dos reinos: el reino de Yehudá, al sur, y el reino de Israel, al norte.
¿Y qué ocurrirá en el Futuro Venidero –pronto, en nuestros días–?
Primero vendrá el Mashíaj ben Yosef, que proyectará una gran luz espiritual “de arriba hacia abajo”, en el lenguaje de los Sabios Kabalistas. Y después, cuando haya un gran despertar “de abajo hacia arriba”, se cumplirá el versículo: “Tzión será rescatada con justicia” (Yeshayahu 1:27). Entonces vendrá el Mashíaj de la dinastía de David, que tendrá una gran ayuda Celestial, como descendiente de Yehudá, el hijo de Yaacov Avinu.