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5. Tishrei 5786

בס”ד

Parashat Vayetzé

Yaacov en Jarán

Leemos en la Parashá: “Salió Yaacov de Beer Sheva y fue a Jarán. Se topó con el lugar y durmió allí, porque se había puesto el sol; tomó de las piedras del lugar, las puso en su cabecera y se acostó en ese lugar” (Bereshit 28:11-12).

Itzjak había enviado a Yaacov a Padán Aram para que tomara una mujer para él: “Llamó Itzjak a Yaacov y lo bendijo; le encomendó y le dijo: No tomarás una mujer de las hijas de Kenaan… Viaja a Padán Aram, a la casa de Betuel, el padre de tu madre, y toma para ti de allí una mujer de las hijas de Labán, el hermano de tu madre” (Bereshit 28:1-2).

Yaacov obedeció la orden de su padre y salió de Beer Sheva en dirección a la ciudad de Jarán, en Padán Aram, donde vivía la familia de su madre Rivká.

En la parashá anterior, la Torá ya había definido a Yaacov como ish tamyoshev ohalim, “un hombre íntegro, que moraba en tiendas” (Bereshit 25:27). Y explicó Rashí: “Su boca y su corazón eran idénticos; él estudiaba y meditaba en las tiendas de Torá”. Nuestro patriarca Yaacov era un hombre íntegro. No era mentiroso, falso e hipócrita; lo que pensaba, decía (a diferencia de su hermano Esav).

Nuestros Sabios en el Midrash agregan detalles muy interesantes sobre la conducta de Yaacov Avinu.

Cuando partió hacia Jarán, la Torá dice: “Se topó con el lugar… y se acostó en ese lugar” Dijo Rabí Yehudá: “Solamente en ese lugar se acostó, pero durante los catorce años que estuvo estudiando en la yeshivá de Éber no se acostó de noche, porque todo el tiempo estudiaba” (Bereshit Rabá 68:14).

Y cuando llegó a Jarán él siguió estudiando. “El sueño se apartó de mis ojos…”, dice Yaacov Avinu en la parashá de la semana que viene (Bereshit 31:40). Dijo Rabí Nejemiá: Yaacov recitaba los quince capítulos de Shir Hamaalot (que luego el rey David incluyó en su libro de Tehilim, los Salmos).

Además, con respecto al versículo: “Si no fuera por Dios, que estuvo con nosotros… ¡que diga ahora Israel!” (Tehilim 124:1), los Sabios dijeron: “¿A qué Israel se refiere? A nuestro patriarca Yaacov, que también se llamaba Israel”.

Israel es Yaacov. Catorce años estudió Yaacov Torá en la casa de Éber, día y noche. Él se concentró tanto en el estudio, que no lo abandonó en absoluto hasta que salió al destierro.

Así nos relatan los Sabios sobre lo que sucedió aquel día: “Salió Yaacov de Beer Sheva… Se topó con el lugar…”, Yaacov quiso seguir su camino, pero un ‘muro invisible’ lo detuvo. “Y durmió allí, porque se había puesto el sol”. Esto significa que el sol se ocultó en forma repentina, no naturalmente.

“Tomó de las piedras del lugar”. Los Sabios explican que el lugar donde se detuvo era el monte Moriá, donde Abraham fue ordenado subir a su hijo Itzjak (el padre de Yaacov) y colocarlo sobre el altar. Yaacov recogió doce piedras, y luego vio que esas doce piedras eran todas del altar en el que iba a ser sacrificado su padre Itzjak. ¡En ese momento comprendió que doce tribus saldrían de él!

Agregan nuestros Sabios que las piedras comenzaron a “discutir” entre sí. Cada una decía: “¡Sobre mí ha de colocar el justo su cabeza!” ¿Qué hizo Dios? Las juntó y transformó en una sola piedra (Bereshit Rabá).

Entonces Yaacov supo con certeza que sus hijos formarían un solo pueblo que viviría en la Tierra que Dios le prometió a su abuelo Abraham.