Aprendiendo a caminar
Un discípulo del Baal Shem Tov z”l (el fundador del movimiento jasídico) se lamentó por su frustración en la búsqueda de Dios. Le parecía que en lugar de avanzar, había retrocedido.
El Baal Shem Tov lo tranquilizó:
Piensa en un padre que le enseña a su pequeño hijo a caminar. Él espera hasta que su hijo desarrolle la fuerza muscular y el equilibrio necesario para permanecer de pie. Entonces se coloca cerca de su hijito, extiende su mano y lo llama con señas. El hecho de ver a su padre tan cerca le da al niño el coraje necesario para arriesgarse a dar el primer paso.
Pero apenas su hijo da el primer paso, el padre retrocede un poco y lo llama nuevamente. Su hijito tiene el coraje necesario para aventurarse a dar un paso más, o dos.
El Baal Shem Tov z”l prosiguió:
Si nos pusiéramos en el lugar del niño, podríamos pensar que la situación es sumamente frustrante. ¡El niño se arma de coraje para alcanzar a su padre, pero éste se aleja!
Aquí tenemos dos objetivos distintos: el del niño es alcanzar a su padre, mas el padre tiene el objetivo de enseñarle a su hijo a caminar, y eso exige su retroceso progresivo.
El padre también quiere abrazar a su querido hijito, pero si lo hiciera echaría a perder su proceso de aprendizaje.
Por último, le dijo el Baal Shem Tov a su discípulo:
Como vez, tu meta es alcanzar a Dios. Pero Él tiene otro objetivo: desea que aprendas a buscarlo, que hagas los cambios necesarios en tu personalidad para que crezcas en espiritualidad de un modo verdadero y duradero, lo cual realmente hará que te acerques a HaShem. Si Él dejara que lo alcances ya, entonces se acabaría tu crecimiento.