No debemos revelar secretos
“Y llamó (HaShem) a Moshé, y le habló HaShem desde la Tienda de Reunión, diciendo…” (Vaikrá 1:1).
En el Tratado de Yomá 4b, el Talmud explica que la palabra lemor, “diciendo” –o “para decir”– implica “para decir a otros”. De esto, los Sabios aprendieron que si alguien nos cuenta algo en forma de secreto –o nos cuenta algo privado–, no tenemos permiso de repetir a otros lo que nos han confiado, a menos que hayamos recibido un permiso expreso para hacerlo.
Una persona confió un secreto a un hombre sabio. Luego le preguntó: “¿Ha entendido?”
“Sí”, contestó el sabio. “Entendí pero ya lo olvidé”.
Otro hombre sabio dijo: “Si yo le cuento un secreto a alguien y éste lo divulga, yo no lo insulto; me insulto a mí mismo. Pues, si yo no puedo guardar mi secreto, ¿qué puedo esperar de otra persona?”
(Menorat Hamaor 2:4)