No ser indiferente
Leemos en la Parashat Vaerá: “Y también Yo he oído el gemido de los hijos de Israel, a quienes los egipcios esclavizan, y recordé Mi pacto” (Shemot 6:5).
Rabí Moshé Sofer z”l, el autor de Jatam Sofer, explica que las palabras “Y también Yo” de este versículo nos vienen a enseñar que no solo Dios escuchó el gemido de los israelitas, sino que todo el pueblo de Israel también lo escuchó. Aunque todo el pueblo estaba esclavizado y afligido, ninguno de ellos se abstuvo de sentir el dolor del prójimo.
Nadie debe decirle al prójimo: “¡Tengo mis propios problemas! ¡No quiero escuchar los tuyos!”
Se cuenta que cuando el Rab Dov Berish Weidenfield z”l –el Rabí de Tshebín– escuchó que su esposa falleció, se llenó de angustia y dolor. Pero inmediatamente preguntó por el estado de salud de la mujer que estaba hospitalizada en el mismo cuarto que su difunta esposa.
El Rabino expresó su preocupación diciendo: “Espero que la muerte de mis esposa no provoque que su enfermedad se agrave”.