Dice la Torá: “Y no profanarán Mi Nombre Sagrado, y seré santificado en medio de los hijos de Israel” (Vaikrá 22:32).

El justo y piadoso Rabí Eliahu Dushnitzer z”l fue el Mashguíaj (director espiritual) de la Yeshivat Lomza, en la ciudad de Pétaj Tikvá, Israel.

Se cuenta que el Rab Dushnitzer estaba esperando el autobús junto con dos amigos. El recorrido era muy largo. En la mitad del trayecto recordó que al darle el dinero al chofer, por una u otra razón éste olvidó entregarle el boleto.

Cuando se dio cuenta de que no había recibido su boleto, dijo a sus acompañantes:

“Tengo que acercarme nuevamente al chofer y pedirle el boleto. Pero él no me creerá que le he pagado, y en ese caso yo estaría provocando un Jilul HaShem (una profanación del Nombre del Dios)… Por otro lado, si no le pido el boleto, él podría tomar el dinero para sí, y yo sería culpable del robo causado por mi falta…”

El Rab Dushnitzer se quedó pensando durante unos segundos, y dijo a sus amigos: “…Por lo tanto compraré un boleto nuevo. El dinero que pagaré lo declaro hefker (sin dueño). Así el chofer podrá tomarlo para sí y no se le considerará un pecado”.

Seguidamente Rabí Eliahu pagó el viaje por segunda vez.

(Najalat Eliahu, página 12)