Una escalera para subir al árbol
Una vez, el Baal Shem Tov zt”l se quedó rezando en la sinagoga durante un tiempo muy prolongado.
Sus discípulos ya habían terminado de orar y se quedaron esperándolo bastante, pero al ver que él seguía sin prestarles atención, se fueron a sus ocupaciones.
Después de algunas horas, ellos regresaron a la Casa de Oración y encontraron a su Rabí entregado todavía a sus plegarias…
Más tarde, cuando terminó su rezo, el Baal Shem Tov les dijo:
Cuando se fueron y me dejaron solo, la separación fue dolorosa para mí…
Les contaré una parábola, para que comprendan por qué.
¿Escucharon hablar de las aves migratorias? Hay pájaros que en el otoño vuelan hacia países más cálidos.
Pues bien, la gente de esas comarcas vio una vez un pájaro maravilloso de bellos colores en medio de una bandada que volaba por el cielo. ¡Aquellos hombres jamás habían contemplado un pájaro tan admirable!
El ave se posó en la copa del árbol más alto y anidó entre el follaje.
Cuando el rey de esa nación oyó hablar de aquel pájaro tan bello, ordenó a sus servidores que formaran una escalera para subir al árbol. Así fue que uno se montó sobre los hombros de su compañero hasta que fue posible llegar bastante alto como para tomar el nido.
Pero llevó un largo tiempo construir esa escalera viviente…
¿Por qué?
Porque cuando aquellos que estaban cerca del suelo perdían la paciencia, comenzaban a sacudir sus hombros para liberarse de los hombres que tenían sobre ellos, y la escalera se desplomaba…